viernes, 3 de febrero de 2006

La lección de la mariposa

Un día, una pequeña apertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó y observó la mariposa por varias horas, conforme ella se esforzaba para hacer con que su cuerpo pasara a través de aquel pequeño agujero.
Entonces pareció que ella había parado de hacer cualquier adelanto.
Parecía que ella había ido el más lejos que podía, y no conseguía ir más.
Entonces el hombre decidió ayudar la mariposa: él cogió unas tijeras y cortó el restante del capullo.
La mariposa entonces salió fácilmente.
Pero su cuerpo estaba marchito, era pequeño y tenía las alas amasadas.
El hombre continuó a observarla, porque él esperaba que, a cualquier momento, las alas de ella se abrieran y estiraran para que sean capaces de soportar el cuerpo que iría afirmarse a tiempo.
Sin embargo, nada aconteció!
En la verdad, la mariposa pasó el resto de su vida rastreando con un cuerpo marchito y alas encogidas.
Y ella nunca fue capaz de volar.
El hombre, en su gentileza y la gana de ayudar, no comprendía que el capullo apretado y el esfuerzo necesario a la mariposa para pasar a través de la pequeña apertura eran el modo por lo cual Dios hacía con que el fluido del cuerpo de la mariposa fuera para sus alas, fortaleciéndolas, dejándolas listas para la mariposa volar así que saliera del capullo.
Autor desconocido

No hay comentarios: