martes, 18 de diciembre de 2007

Cuatro individuos

Había una vez cuatro individuos, TODO EL MUNDO, ALGUIEN, NADIE y

CUALQUIERA.

Había un trabajo importante para hacer, TODO EL MUNDO tenía que hacerlo, pero no se preocupaba porque estaba seguro de que ALGUIEN lo haría.

En realidad CUALQUIERA podía haberlo hecho pero finalmente NADIE lo hizo.

Cuando NADIE lo hizo, ALGUIEN se puso nervioso porque TODO EL MUNDO tenía el deber de hacerlo.

Al final de cuentas, TODO EL MUNDO le echó la culpa a ALGUIEN cuando NADIE hizo lo que CUALQUIERA podría haber hecho.

Autor desconocido

lunes, 17 de diciembre de 2007

Mi destino

Y todo parecía estar en silencio...

Los hombres se miraron. Sus ojos centelleantes, no atinaban a algo o a alguien en especial; solamente se movían sin parar, nerviosamente, como si todos estuviesen en el más profundo de los sueños.

Pero todos estaban ya desvelados.

Un temor extraño los embargó; algunos pensaron en escapar, otros, estaban muy acobardados siquiera como para moverse.

Uno de ellos parecía estar en calma, aunque sus manos temblaban sin parar, y sus pies se movían nerviosamente levantando un poco de polvo.

La luna parecía ser enorme; tal vez tenía mayor tamaño que de costumbre, como para alumbrar el lugar y el momento en que todo empezaría.

Escucharon algunos pasos que se acercaban, acompañado de un inconfundible sonido metálico.

El sólo hecho de asociar ése sonido con el destino que vendría, hizo que las rodillas de uno de los hombres se aflojaran; acto seguido, cayó pesadamente al suelo levantando una cortina de polvo.

—Vamos... levántate —dijo su compañero—, mientras lo tomaba del antebrazo y lo ayudaba a reincorporarse.

—No... no... —balbuceó el muchacho mientras trataba de reincorporarse.

—¿Qué sucede... que te sucede? —preguntó el hombre más viejo.

—No... no... quiero estar aquí —dijo susurrando el muchacho.

—Yo tampoco quiero estar aquí —replicó enseguida su compañero—. Tengo miedo... mucho miedo —el viejo suspiró entrecortadamente, hasta parecía que los latidos de su corazón se hubiesen trasladado a sus labios.

—Tengo miedo, tengo mucho miedo —repitió—. No solamente por el hecho de no saber lo que le sucederá a él; sino, que tengo miedo también porque no sé que nos sucederá a nosotros.

—No quiero morir... por favor, no quiero morir —dijo acongojado el más joven—.

—Lo sé... lo sé —respondió su compañero. Lo miró de reojo con cierta impaciencia, y guardó silencio.

Uno de los hombres caminó dos pasos hacia el hombre que se mantenía inmóvil cerca de una enorme roca.

—¿Qué hacemos ahora? —le preguntó—.

El hombre que parecía estar siendo carcomido por un inmenso nerviosismo, lo miró y le dijo—: Ahora... ahora es cuando todas las decisiones que tomamos en nuestra vida, se hacen realidad. Ahora es cuando nos hacemos cargo de nuestras elecciones y nos replanteamos una y otra vez, si hemos tomado la decisión acertada. Ahora, es cuando dejamos todo nuestro tiempo, nuestros sueños, nuestro llanto, nuestro camino, y nuestro corazón por nuestros ideales, y por nuestros valores.

Ahora amigo mío... es cuando te darás cuenta que tus pasos van marcando una señal a cada movimiento, y esos pasos van formando un camino, ése camino va formando una vida, y esa vida un destino. Y ten cuenta, que nada de lo que hagas hoy será olvidado, porque aunque tengas miedo al igual que yo lo tengo, has de caminar siempre con el sentimiento de haber escogido lo mejor a cada momento...

Un búho que estaba sobre una rama, sobrevoló la cabeza de los hombres, escapando del sofocante humo y del sonoro ruido que producían los pasos y el choque de metales.

—¿Acaso no tienes miedo? —le preguntó nuevamente el hombre.

El que hasta ése momento estaba de pie, se acuclilló lentamente, exhaló un poco de aire, y se irguió nuevamente.

—Tengo mucho miedo... mucho —respondió con la voz entrecortada por el inminente desenlace—. Más de lo que puedes imaginar —continuó diciendo—, pero mi miedo no es el miedo de ustedes —miró a cada uno de los hombres girando lentamente—, porque cada uno de ustedes lleva en sí su propio miedo interno, y cada uno de ustedes en éste mismo momento aún estando juntos, uno al lado del otro, siente individualmente su temor. Y aunque juntos, el temor ha abrigado su alma, y aunque separados, el temor acariciará su corazón de la misma manera. Y no crean que mi corazón es ajeno a sus temores, porque aún cuando mis palabras que hoy escuchan pueden hablar del miedo, el temor en sí que habita en éste momento en mi alma, no podrá ser vivido por ninguno de ustedes jamás.

—¡No es necesario que hagas esto... no hoy! —exclamó el hombre más viejo, soltando al muchacho—. Y se acercó caminando lentamente a su amigo; y se acercó caminando, como si estuviese herido de muerte.

—¡No hoy! —susurró una vez más lastimosamente—.

Pronto se dejó ver una muchedumbre que se acercaba amenazadoramente.

Algunos pájaros volaron rápidamente entre los arbustos.

—Los caminos son extraños —dijo el hombre mirando de lejos a la muchedumbre—. Pero cuando más extraños son esos caminos, más posibilidades hay de que el hombre se pierda; y yo les aseguro, que cuando un hombre se pierde en infinitos caminos, no le queda otra alternativa que conocerse a sí mismo para encontrar el camino que lo llevará de regreso a su hogar; y cuando llega a su aposento, él mismo se duerme transformado, porque se da cuenta al fin, que ése mismo día se ha encontrado, y ya no tiene miedo de salir nuevamente a recorrer las infinitas opciones que le entrega el Maestro. Nunca duden de su camino, jamás cieguen sus ojos voluntariamente a los caminos que están andando, no abandonen ésta vida sin recorrer las distintas posibilidades que se les ha entregado; porque no existe nada más cierto en ésta bendita tierra, que un ser que ha encontrado su destino andando, errando y acertando a cada instante, porque no existe nada más verdadero en ésta bendita tierra, que la sabiduría de aquel que se ha transformado conociéndose en las tribulaciones más insoportables que el alma puede llegar a vivir; y ciertamente les digo, que yo ésta noche he encontrado mi camino; ésta es mi decisión, y éste es mi destino.

La masa de hombres estaba a pocos pasos.

El hombre guardó silencio. Todos hicieron silencio.

El sonido de metales cesó y solamente se veía varias columnas de humo, que sobrevolaban las cabezas de todos, y que eran arrastradas rápidamente por el viento.

Un hombre se apartó de la muchedumbre y se acercó lentamente, miró desinteresadamente por unos instantes a los demás, y vociferó: —¡¿Quién de ustedes es El Nazareno?!

—Yo soy el que buscas —respondió el hombre con nerviosismo—.

—¡Llévenselo! —gritó el soldado blandiendo una antorcha—.

Y todo parecía estar en silencio. La luna parecía iluminar más que de costumbre; y ésa noche, un hombre al fin encontraba su destino.

Jesús Alejandro Godoy

lunes, 15 de enero de 2007

Fin

Entonces exclamó el rey Schahriar: “¡Oh Schahrazada! ¡cuán expléndida es esa historia! ¡Oh! ¡qué admirable es” Me has instruido, ¡oh docta y discreta! Y me has hecho ver los acontecimientos que les sucedieron a otros que yo, y considerar atentamente las palabras de los reyes y de los pueblos pasados, y las cosas extraordinarias o maravillosas o sencillamente dignas de reflexión que les ocurrieron. Y he aquí en verdad, que, después de haberte escuchado durante estas mil noches y una noche, salgo con un alma profundamente cambiada y alegre y embebida del gozo de vivir. Así, pues, ¡gloria a quien te ha concedido tantos dones selectos, ¡oh bendita hija de mi visir! Ha perfumado tu boca y ha puesto la elocuencia en tu lengua y la inteligencia detrás de tu frente!

Anónimo

jueves, 11 de enero de 2007

El escorpión y el maestro

Un maestro oriental que vio cómo un escorpión se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el bicho le picó.

Por la reacción al dolor, el maestro soltó al animal, que cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro de nuevo intentó sacarlo y otra vez el bicho le volvió a picar.

Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:

- Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que usted intenta sacarlo del agua lo picará?

- La naturaleza del escorpión es picar y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar -respondió el maestro.

Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

Autor desconocido

martes, 9 de enero de 2007

Lo esencial

El Principito habla con el zorro al que ha "domesticado", es decir, del que se ha hecho amigo pero ha llegado la hora de marcharse. El zorro le ha prometido que le revelará un secreto antes de que se vaya. Va al jardín a ver las rosas antes de marcharse. Él tiene en su planeta una rosa que es especial para él, esa rosa especial le ha "domesticado el corazón" y ahora sabe lo que se siente... El Principito fue a ver nuevamente a las rosas:

- No sois en absoluto parecidas a mi rosa; no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo.Y las rosas se sintieron bastante molestas.

- Sois bellas, pero estáis vacías - les dijo.

-No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo una campana de cristal. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con un biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a la que escuché quejarse, o alabarse, o también, algunas veces callarse. Puesto que es mi rosa.

Y se volvió adonde estaba el zorro:

- Adiós -dijo.

- Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

- Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el Principito, a fin de acordarse.

- El tiempo que perdiste por tu rosa es lo que hace a tu rosa tan importante -dijo el zorro.

- El tiempo que perdí por mi rosa... -dijo el Principito, a fin de acordarse.

- Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro. -Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

- Soy responsable de mi rosa... -repitió el Principito, a fin de acordarse.

Antoine De Saint-Exupéry

lunes, 8 de enero de 2007

Reflejo de vida

Habia una vez un anciano que pasaba los dias sentado junto a un pozo de agua a la entrada del pueblo. Un dia, un joven se acerco y le pregunto:

-Yo nunca he venido por estos lugares. Como son los habitantes de esta ciudad?

El anciano le respondio con otra pregunta:

-Como eran los habitantes de la ciudad de la que vienes?

-Egoistas y malvados, por eso me he sentido contento de haber salido de alli.

-Asi son los habitantes de esta ciudad - le respondio el anciano.

Un poco despues, otro joven se acerco al anciano y le hizo la misma pregunta:

-Voy llegando a este lugar. Como son los habitantes de esta ciudad?

El anciano de nuevo le contesto con la misma pregunta:

-¿Como eran los habitantes de la ciudad de donde vienes?

-Eran buenos, generosos, hospitalarios y trabajadores. Tenia tantos amigos que me ha costado mucho separarme de ellos...

-Tambien los habitantes de esta ciudad son asi - respondio el anciano.

Un hombre que habia llevado sus animales a tomar agua al pozo y que habia escuchado la conversacion, en cuanto el joven se alejo, le dijo al anciano:

-Como puedes dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta hecha por dos personas?

-Mira - le respondio - Cada uno lleva el universo en su corazon. Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo hallara aqui. En cambio, aquel que tenia amigos en su ciudad, encontrara tambien aqui amigos leales y fieles. Porque las personas son lo que encuentran en si mismas; encuentran siempre lo que esperan encontrar.

Autor desconocido

domingo, 7 de enero de 2007

Para reflexionar...

Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un grillo.~ ¿Hacia dónde vas?, Le preguntó. Sin dejar de caminar, la oruga contestó: ~ Tuve un sueño anoche; soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo. Sorprendido, el grillo dijo mientras su amigo se alejaba: ~ ¡Debes estar loco!, ¿Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? Vos, ¡una simple oruga! Una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable. Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse. De pronto se oyó la voz de un escarabajo: ~ ¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño? Sudando ya el gusanito, le dijo: ~ Tuve un sueño y deseo realizarlo, subiré a esa montaña y desde ahí contemplaré todo nuestro mundo. El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo: ~ Ni yo, con patas tan grandes, intentaría una empresa tan ambiciosa. El se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros. Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir. ~ ¡No lo lograrás jamás! Le dijeron, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pasar la noche. Estaré mejor, fue lo último que dijo, y murió. Todos los animales del valle por días fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como su tumba un monumento a la insensatez. Ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño irrealizable. Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atónitos. Aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una mariposa. No hubo nada que decir, todos sabían lo que haría: se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir. Todos se habían equivocado.

Autor desconocido

sábado, 6 de enero de 2007

Jugando al golf

Moisés, Jesús y un viejecito decidieron disputar un partido de golf, y el campo se llenó de fanáticos antes del juego. En el hoyo considerado como el más difícil porque tenía un lago en el centro.

Moisés tiró primero, la pelota salió disparada, cayó en el medio del lago, y se hundió. Moisés caminó hasta el borde del lago, alzó su el palo de golf, hizo que se abrieran las aguas, bajó caminando hasta donde estaba la pelota, y de un golpe la sacó del fondo. Con solo otro golpe, la metió en el hoyo, y la gente le aplaudió emocionada.

Luego fue el turno de Jesús. La pelota salió igualmente disparada, e igualmente fue derecha al lago, pero de repente se detuvo y quedo suspendida a escasos centímetros de la superficie. Jesús caminó entonces sobre las aguas, y con un golpe preciso, mandó la pelota directamente al hoyo. La ovación de la gente fue ensordecedora.

Por último, le tocó el turno al viejecito. La pelota, una vez más, cayó en el lago y se hundió y el público hizo un respetuoso silencio, preguntándose qué podría hacer el pobre viejo. De pronto, del agua saltó un pez con la pelota en la boca y, justo en ese momento, pasó un águila que lo pescó al vuelo. El águila se alejó volando por el límpido cielo llevando el pez en su pico mientras este sostenía aún la pelota. Entonces, como salida de la nada, apareció una nube negra, y de ella brotó un rayo que, pegando certeramente en la cabeza del águila, la mató al instante. Al caer, el ave soltó al pez, el pez soltó la pelota y esta cayó exactamente en el hoyo!

Primero se hizo un silencio dramático y luego la gente, enloquecida, prorrumpió en cerrado aplauso para el viejecito.

Jesús se acercó entonces al viejecito, que sonreía tímidamente, y le dijo:

- Rayos, Papá... tu te pasas!!!!!!!

Autor desconocido

viernes, 5 de enero de 2007

Farid

Farid, el emperador Akbar te tiene mucho respecto; pídele que abra una escuela en tu ciudad.

Farid dijo:

"Nunca le he pedido nada a nadie. Soy un faquir, sólo sé dar."

La gente de la ciudad esta muy sorprendida.

Siempre habíamos pensado que los faquires mendigaban le dijeron pero tú dices que los faquires sólo san. No entendemos estas cosas tan sutiles y tan serias. Por favor, haznos un favor: pídele a Akbar que nos abra una escuela.

La gente de la ciudad era muy tenaz, de modo que por la mañana temprano Farid fue a ver Akbar. Este estaba rezando en su mezquita y Farid se colocó detrás de él. Cuando Akbar acabó sus oraciones, levanto la dos manos hacia el cielo y exclamó:

¡" Oh Dios! Aumenta mi riqueza, aumenta mi tesoro, aumenta mi reino".

Al oír esto, Farid se volvió para marcharse. Akbar se levantó y vio que Farid se estaba yendo. Corrió detrás de él y le preguntó:

"¿Por qué has venido y por qué te vas?"

Farid le dijo:

"Creía que eras un emperador, pero me he dado cuenta de que tú también eres un mendigo. Te iba a pedir una escuela para la ciudad, no sabía que tú también le pides a Dios que aumente tu riqueza y tu tesoro. No me parece bien pedirle algo a un mendigo. Creía que eras un emperador, pero ahora veo que eres un mendigo, de modo que me marcho."

Autor desconocido

jueves, 4 de enero de 2007

Una lavadita

Había pasado todo el día con su mamá, en un gran almacén esa bella pelirroja con cara pecosa, clara imagen de la inocencia, no debe haber tenido más de 6 años.

Todos nos quedamos frente a la puerta, resguardados de la lluvia.

Esperábamos, algunos con paciencia y otros irritados porque la naturaleza les estaba estropeando su prisa rutinaria.

Siempre me ha gustado mucho la lluvia, me pierdo ante la vista de los cielos lavando la suciedad y el polvo de este mundo.

Al mismo tiempo, los recuerdos de mi infancia corriendo bajo la lluvia son bienvenidos como una forma de aliviar todas mis preocupaciones.

La voz de esta chiquita era muy dulce y rompió mi trance hipnótico con esta inocente frase: Mamá, ¡corramos a través de la lluvia!

- ¿Qué?- dijo su mamá.

- Si mamá, ¡corramos a través de la lluvia!

- No mi amor, esperemos a que baje la lluvia- contestó pacientemente.

La niña esperó otro minuto y repitió: ¡Mamá, ¡corramos a través de la lluvia!

Y la mamá le dijo: ¡Pero si lo hacemos, nos empaparemos!

- No mamá, no nos mojaremos. Eso fue lo que le dijiste esta mañana a papá.

Tal fue la respuesta de la niña mientras halaba el brazo de su madre.

- Esta mañana, cuando le dijiste que podemos correr a través de la lluvia y no mojarnos.

¿Ya no lo recuerdas?... cuando hablabas con papá acerca de su cáncer y le dijiste que si Dios nos hace pasar a través de esto, puede hacernos pasar a través de cualquier cosa.

Todos nos quedamos en absoluto silencio.

Juro que no se escuchaba nada mas que la lluvia.

Todos nos quedamos parados, silencio total.

Nadie entró ni salió del almacén en los siguientes minutos.

La mamá se detuvo a pensar por un momento acerca de lo que debería responder.

¡Este era un momento crucial en la vida de esta joven criatura!.

Un momento en el que la inocencia y la confianza podían ser motivadas de manera que algún día florecieran en una inquebrantable fe.

- Amor, tienes toda la razón, ¡corramos a través de la lluvia!... y si Dios permite que nos empapemos, puede ser que Él sepa que necesitamos una lavadita- dijo la madre y salieron corriendo.

Todos nos quedamos viéndolas, riéndonos mientras corrían por el estacionamiento pisando todos los charcos.

Por supuesto que se empaparon, ¡pero no fueron las únicas!.

Las siguieron unos cuantos que reían como niños mientras corrían hacia sus carros.

Sí, es cierto, yo también corrí.

Y sí, también me empapé ¡seguro Dios pensó que necesitaba una lavadita!.

Autor desconocido

miércoles, 3 de enero de 2007

Las 11 reglas de Bill Gates

En una universidad americana, hace unos años, Bill Gates dictó una conferencia dirigida a estudiantes y padres de familia, en la cual expuso 11 reglas que aunque duras son necesarias en la vida real.

La charla de Gates se resumiría en las siguientes once duras reglas:

Regla Uno- La vida no es justa, acostúmbrate a ello.

Regla Dos- Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.

Regla Tres- No ganarás US$5.000 mensuales justo después de haber salido de la preparatoria y no serás un vicepresidente hasta que con tu esfuerzo te hayas ganado ambos logros.

Regla Cuatro- Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.

Regla Cinco- Dedicarse a voltear hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo: le llamaban oportunidad.

Regla Seis- Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores; aprende de ellos.

Regla Siete- Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como son ahora. Ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, limpiar tu ropa y escucharte hablar acerca de la nueva onda en la que estabas. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación.

Regla Ocho- En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesites para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.

Regla Nueve- La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.

Regla Diez- La televisión no es la vida diaria. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.

Regla Once- Sé amable con los "NERDS" (los más aplicados de tu clase). Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.

Autor desconocido

martes, 2 de enero de 2007

Seguir cantando

Como cualquier buena mamá, cuando Karen supo que estaba esperando un bebé hizo lo que pudo para ayudar a su hijo Michael de 3 años a prepararse para una nueva etapa en su vida.

Cuando supieron que el nuevo bebé sería una niña, Michael día y noche le cantaba a su hermanita en el vientre de su madre, estaba encariñándose con su hermanita antes de conocerla.

El embarazo de Karen progreso normalmente. A tiempo empezó su labor de parto, pronto los dolores eran cada cinco, cada tres y finalmente cada minuto. Pero una complicación se presentó de repente y Karen tuvo horas de labor de parto, después de muchas horas de lucha la hermanita de Michael nació, pero en muy

malas condiciones. la llevaron inmediatamente en una ambulancia a la unidad de cuidados intensivos sección neonatal.

Los días pasaron y la niña empeoraba. Los pediatras tuvieron que decirles prepárense para lo peor, Karen y su esposo contactaron el cementerio local para apartar un lugar a su hijita. Ellos habían creado en su casa un cuarto nuevo para su hija y ahora se encontraban haciendo arreglos para un funeral. Sin embargo Michael les rogaba a sus padres que le dejaran ver a su hermanita "Quiero cantarle les decía" una y otra vez.

Estuvieron dos semanas en terapia Intensiva y parecía que el funeral vendría antes de que acabara la semana. Michael siguió insistiendo que quería cantarle a su hermanita, pero le explicaban que no se permitía la entrada de niños a Terapia Intensiva.

De pronto Karen se decidió. Llevaría a Michael a ver a su hermanita !la dejaran o no! si no veía a su hermanita en ese momento, tal vez no la vería viva nunca.

Ella le puso un Overol inmenso y lo llevo a Terapia Intensiva, Michael parecía una enorme canasta de ropa sucia. Pero la Jefe de enfermeras se dio cuenta de que era un niño y se enfureció "Saquen a ese niño de aquí ahora mismo! ”No se admiten niños aquí". El carácter de Karen afloró y olvidándose de sus lindos modales de dama, que le habían caracterizado, miró con ojos de acero a la enfermera, sus labios eran una sola línea y con firmeza dijo "Él no se va hasta que le cante a su hermanita" y levanto a Michael y lo llevo a la cama de su hermanita.

El miro a la pequeñita perdiendo la batalla por conservar la vida. Después de un momento empezó a cantar con una voz triste que salía de su corazón en un niño de tres años. Michael le cantó "Eres mi luz del sol, mi única luz, tú me haces feliz cuando el cielo es gris. (Está es una conocida canción en inglés que la mama cantaba frecuentemente).

Instantáneamente, el bebé pareció responder al estímulo de la voz de Michael, su pulso se empezó a volver normal. "Sigue cantando Michael" le pedía desesperadamente su mamá con lágrimas en los ojos. Y el niño seguía: "Tú no sabrás nunca, querida, cuanto te amo, por favor no te lleves mi luz del sol. "Al tiempo que Michael cantaba a su hermana, la bebé se movía y su respiración se volvía tan suave como la de un gatito cuando lo acarician "sigue cantando cariño" le decía su mamá y él continuaba haciéndolo como cuando todavía su hermanita estaba en el vientre de su madre. "La otra noche querida cuando dormía, soñé que te abrazaba en mis brazos..." seguía cantando el niño sin cansarse, la hermanita de Michael empezó a relajarse y a dormir con un sueño reparador que parecía que la mejoraba por segundos "Sigue cantando Michael" ahora era la voz de la enfermera que con lágrimas en los ojos, no dejaba de pedirle al niño que continuara.

"Tú eres mi luz del sol, mi única luz del sol, por favor no te lleves mi sol. Al día siguiente... el mismísimo día siguiente.... la niña estaba en perfectas condiciones para irse a casa.

Autor desconocido

lunes, 1 de enero de 2007

Las tres gotas de agua

El Alba pasó una mañana cerca de una camelia y oyó pronunciar su nombre por tres gotas cristalinas.

Se aproximo; luego posándose en el corazón de la flor, preguntó cariñosa:

-¿Qué desean de mí, gotas brillantes?

-¿Que vengas a decidir una cuestión- dijo la primera-.Somos tres gotas diferentes reunidas en diversos puntos. Queremos que digas cuál de nosotras vale más y cual es la más pura.

-Acepto; habla tú, gota brillante. Y la primera gota trémula habló así:

-Yo vengo de las altas nubes; soy hija de los grandes mares; nací en el ancho océano. Después de andar por mil borrascas, una nube me absorbió. Fui a las alturas, donde brillan las estrellas, y de allá, rodando entre rayos, caí en la flor en la que descanso ahora. Yo represento al océano.

-Habla tú, gota brillante-dijo el Alba a la segunda.

-Yo soy el rocío que tiembla sobre los lirios; soy hermana de la Luna; soy hermana de las tinieblas que se forman en cuanto llega la noche. Yo represento al amanecer del día.

-¿Y tú? Preguntó el Alba a la más pequeña.

-Yo nada valgo.

-Habla: ¿de donde vienes?

-De los ojos de una madre. Soy una lágrima.

-Esta es la de más valor, es la más pura.

-Pero yo fui océano...

-¡Yo atmósfera!...

-Sí, trémulas gotas; mas esta fue corazón...

Y el Alba desapareció por la región azul, llevando a la gota humilde...

Coelho Netto