domingo, 31 de diciembre de 2006

Obstáculos

Voy andando por un sendero.

Dejo que mis pies me lleven.

Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte se recorte la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.

Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad.Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.

Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa.

Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso.Temo... dudo.

Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando.

Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino.Me detengo. Imposible saltarlo

Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos. Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto.

Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...

Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi paso.

Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe con complicidad.

Me recuerda a mí mismo... cuando era niño.

Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?

El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?


Autor Desconocido

sábado, 30 de diciembre de 2006

Verdadero amor

Una pareja de jóvenes muy apuestos estaban muy enamorados y se iban a casar. Unos meses antes de la boda, ella tuvo un accidente y quedó con el rostro quemado, muy desfigurado.

--"No puedo casarme contigo", le comunicó en una carta a su novio...

--"Quedé marcada y fea para siempre, búscate a otra joven hermosa como tú, lo mereces; yo no soy digna de tí".

A los pocos días la muchacha recibió la siguiente carta de su novio.

---"El verdadero indigno soy yo, siento mucho tener que comunicarte que he enfermado de los ojos y el médico me dijo que estoy perdiendo aceleradamente la visión e irremediablemente voy a quedar ciego. Si aún así estas dispuesta a aceptarme, yo sigo ardientemente deseando casarme contigo".

Cuando se casaron, el novio estaba ya completamente ciego.

Vivieron 20 años de amor, felicidad y comprensión.

Ella fué su lazarillo, se convirtió en sus ojos, en su luz.

El amor le fué guiando por ese túnel de tinieblas.

Cuando ella agonizaba, sentía dejarlo solo en interminables noches de tinieblas. Murió y entonces... él abrió sus ojos. ¡ No estaba ciego!

Dijo ante el desconcierto de todos:

---"Fingí serlo para que mi mujer no se afligiera al pensar que podía verla con el rostro desfigurado, ahora mi amor descansa en ella".

Autor desconocido

viernes, 29 de diciembre de 2006

Llámame

Si algún día te dan ganas de llorar.llámame. No prometo hacerte reír

mas prometo llorar contigo.

Si algún día resuelves huir ; No dudes en llamarme. No prometo pedir

que te quedes , mas puedo huir contigo.

Si un día te dan unas ganas locas de no escuchar a nadie ; llámame

y prometo estar calladito.

Pero...si un día me llamas y no respondo.

Ven corriendo a mi encuentro .tal vez yo necesite de ti.

Autor desconocido

jueves, 28 de diciembre de 2006

Un día de pezca

Tenía once años e iba a pescar cada vez que podía, desde el muelle de la cabaña de su familia ubicada en una isla en medio de un lago de Neuquén .

Un día antes de que se abriera la temporada del salmón , él y su padre fueron a pescar al caer la noche, atrapando truchas con gusanos. Luego puso una pequeña mosca plateada y practicó el lanzamiento. El anzuelo golpeaba el agua y hacía pequeñas olas de colores bajo el sol del crepúsculo, luego olitas plateadas cuando la luna se elevó sobre el lago.

Cuando su caña se dobló, supo que había algo enorme en el otro extremo. El padre observaba con admiración cómo el niño arrastraba con habilidad al pez a lo largo del muelle. Por fin, rápidamente levantó del agua al agotado pez.

Era el más grande que jamás había visto, pero era un salmón .

El niño y su padre miraron el hermoso pez, con las agallas moviéndose a la luz de la luna. El padre encendió un fósforo y miró su reloj. Eran las diez de la noche, dos horas antes de que se abriera la temporada. Miró el pez y luego al niño.

-Tendrás que devolverlo, hijo- dijo.

-¡Papá!- gritó el chico.

-Habrá otros peces- dijo su padre.

-No tan grandes como éste- gritó el chico.

Miró el lago. No se veía ningún pescador ni botes bajo la luna. Volvió a mirar a su padre. Aunque nadie los había visto, ni nadie podía saber a qué hora había pescado el pez, el chico advirtió por la firmeza de su padre que la decisión no era negociable. Lentamente sacó el anzuelo de la boca del enorme salmón y lo devolvió a las negras aguas.

El pez movió su poderoso cuerpo y desapareció. El niño sospechaba que nunca volvería a ver un pez tan grande.

Eso ocurrió hace treinta y cuatro años. En la actualidad el niño es un exitoso arquitecto de Chos Malal . La cabaña de su padre está siempre en la isla en la mitad del lago. Lleva a su propio hijo y a sus hijas a pescar desde el mismo muelle.

Y tenía razón. Nunca volvió a pescar un pez tan magnífico como el que atrapó esa noche de tantos años atrás Pero ve ese mismo pez cada vez que se enfrenta con el tema de la ética. Pues, como su padre se lo enseñó, la ética es un simple asunto de bien o mal. Sólo la práctica de la ética es lo difícil.

Autor Desconocido

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Lo principal

Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna escuchó una voz misteriosa que allá adentro le decía:

- Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal.

Recuerda algo: después que salgas, la puerta se cerrara para siempre.

Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal...

La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las joyas, puso al niño en el piso y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal.

La voz misteriosa habló nuevamente.

- Tienes solo ocho minutos.

Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró... Recordó, entonces, que el niño quedó allá y la puerta estaba cerrada para siempre.

La riqueza duró poco y la desesperación... para el resto de su vida!. Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros. Tenemos unos 80 años para vivir, en este mundo, y una voz siempre nos advierte:

- Y no te olvides de lo principal!

Autor desconocido

martes, 26 de diciembre de 2006

Despertar

Despertó cansado, como todos los días.

Se sentía como si un tren le hubiese pasado por encima.

Abrió un ojo y no vio nada.

Abrió el otro y vio las vías.

Autor desconocido

viernes, 22 de diciembre de 2006

Las cuatro esposas

Había una vez.......... un rey que tenia cuatro esposas. Él amaba a su cuarta esposa mas que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Solo le daba lo mejor.

También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.

También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenia un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.

La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. Sin embargo, él no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, apenas él se fijaba en ella.

Un día, el rey enfermo y se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo de existencia. Pensó acerca de su vida de lujo: "Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo".

Así que le preguntó a su cuarta esposa: "Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"

"¡Ni pensarlo!", Contestó la cuarta esposa y se alejo sin decir más palabras. Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo filoso.

El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa: "Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"

"¡No!", Contestó su tercera esposa. "¡La vida es demasiado buena! ¡Cuándo mueras, pienso volverme a casar!". Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frío.

Entonces preguntó a su segunda esposa: "Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"

"¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!", contestó la segunda esposa. "Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte". Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey.

Entonces escuchó una voz: "Me iré contigo y te seguiré dondequiera tú vayas". El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Sé veía tan delgaducha, sufría de desnutrición.

Profundamente afectado, el monarca dijo: "¡Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!"

Autor desconocido

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Una vida sencilla

He aquí un hombre que nació en una aldea insignificante.

Creció en una villa oscura.

Trabajó hasta los 30 años en una carpintería.

Durante tres años fue predicador ambulante.

Nunca escribió un libro.

Nunca tuvo un puesto de importancia.

No formó una familia.

No fue a la universidad.

Nunca puso sus pies en lo que consideraríamos una gran ciudad.

Nunca viajó a más de trescientos kilómetros de su ciudad natal.

No hizo ninguna de las cosas que generalmente acompañan a los "grandes".

No tuvo más credenciales que su propia persona.

La opinión popular se puso en contra suya.

Sus amigos huyeron. Uno de ellos lo traicionó. Fue entregado a sus enemigos.

Tuvo que soportar la farsa de un proceso judicial.

Lo asesinaron clavándolo en una cruz, entre dos ladrones.

Mientras agonizaba, los encargados de su ejecución se disputaron

la única cosa que fue de su propiedad: una túnica.

Lo sepultaron en una tumba prestada por la compasión de un amigo.

Según las "normas sociales", su vida fue un fracaso total.

Han pasado casi veinte siglos y hoy Él es la pieza central en el "ajedrez" de la historia humana.

No es exagerado decir que todos los ejércitos que han marchado, todas las armadas que se han construido, todos los parlamentos que han sesionado y todos los reyes y autoridades que han gobernado, puestos juntos, no han afectado tan poderosamente la existencia del ser humano sobre la Tierra como la vida sencilla de Jesús.

Autor desconocido

lunes, 18 de diciembre de 2006

El verdadero miedo

Un sultán decidió hacer un viaje en barco con algunos de sus mejores cortesanos. Se embarcaron en el puerto de Dubai y zarparon en dirección al mar abierto.

Entretanto, en cuanto el navío se alejó de tierra, uno de los súbditos, que jamás había visto el mar y había pasado la mayor parte de su vida en las montañas, comenzó a tener un ataque de pánico.

Sentado en la bodega de la nave, lloraba, gritaba y se negaba a comer o a dormir. Todos procuraban calmarlo, diciéndole que el viaje no era tan peligroso, pero aunque las palabras llegasen a sus oídos no llegaban a su corazón. El sultán no sabía qué hacer, y el hermoso viaje por aguas tranquilas y cielo azul se transformó en un tormento para los pasajeros y la tripulación.

Pasaron dos días sin que nadie pudiese dormir con los gritos del hombre. El sultán ya estaba a punto de mandar volver al puerto cuando uno de sus ministros, conocido por su sabiduría, se le aproximó:

–Si su alteza me da permiso, yo conseguiré calmarlo.

Sin dudar un instante, el sultán le respondió que no sólo se lo permitía, sino que sería recompensado si conseguía solucionar el problema.

El sabio entonces pidió que tirasen al hombre al mar. En el momento, contentos de que esa pesadilla fuera a terminar, un grupo de tripulantes agarró al hombre que se debatía en la bodega y lo tiraron al agua.

El cortesano comenzó a debatirse, se hundió, tragó agua salada, volvió a la superficie, gritó más fuerte aún, se volvió a hundir y de nuevo consiguió reflotar. En ese momento, el ministro pidió que lo alzasen nuevamente hasta la cubierta del barco.

A partir de aquel episodio, nadie volvió a escuchar jamás cualquier queja del hombre, que pasó el resto del viaje en silencio, llegando incluso a comentar con uno de los pasajeros que nunca había visto nada tan bello como el cielo y el mar unidos en el horizonte. El viaje, que antes era un tormento para todos los que se encontraban en el barco, se transformó en una experiencia de armonía y tranquilidad.

Poco antes de regresar al puerto, el sultán fue a buscar al ministro:

–¿Cómo podías adivinar que arrojando a aquel pobre hombre al mar se calmaría?

–Por causa de mi matrimonio –respondió el ministro–. Yo vivía aterrorizado con la idea de perder a mi mujer, y mis celos eran tan grandes que no paraba de llorar y gritar como este hombre. Un día ella no aguantó más y me abandonó, y yo pude sentir lo terrible que sería la vida sin ella. Sólo regresó después de prometerle que jamás volvería a atormentarla con mis miedos.

De la misma manera, este hombre jamás había probado el agua salada y jamás se había dado cuenta de la agonía de un hombre a punto de ahogarse. Tras conocer eso, entendió perfectamente lo maravilloso que es sentir las tablas del barco bajo sus pies.

–Sabia actitud– comentó el sultán.

Paulo Coelho

domingo, 17 de diciembre de 2006

Como ocurrió

Mi hermano empezó a dictar en su mejor estilo oratorio, ése que hace que las tribus se queden aleladas ante sus palabras.

-En el principio -dijo-, exactamente hace quince mil doscientos millones de años, hubo una gran explosión, y el universo...

Pero yo había dejado de escribir.

-¿Hace quince mil doscientos millones de años? -pregunté, incrédulo.

-Exactamente -dijo-. Estoy inspirado.

-No pongo en duda tu inspiración -aseguré. (Era mejor que no lo hiciera. Él es tres años más joven que yo, pero jamás he intentado poner en duda su inspiración. Nadie más lo hace tampoco, o de otro modo las cosas se ponen feas.)-. Pero, ¿vas a contar la historia de la Creación a lo largo de un periodo de más de quince mil millones de años?

-Tengo que hacerlo. Ése es el tiempo que llevo. Lo tengo todo aquí dentro -dijo, palmeándose la frente-, y procede de la más alta autoridad.

Para entonces yo había dejado el estilo sobre la mesa.

-¿Sabes cuál es el precio del papiro?- dije.

-¿Qué?

Puede que esté inspirado, pero he notado con frecuencia que su inspiración no incluye asuntos tan sórdidos como el precio del papiro.

-Supongamos que describes un millón de años de acontecimientos en cada rollo de papiro. Eso significa que vas a tener que llenar quince mil rollos. Tendrás que hablar mucho para llenarlos, y sabes que empiezas a tartamudear al poco rato. Yo tendré que escribir lo bastante como para llenarlos, y los dedos se me acabaran cayendo. Además, aunque podamos comprar todo ese papiro, y tu tengas la voz y la fuerza suficientes, ¿quién va a copiarlo? Hemos de tener garantizados un centenar de ejemplares antes de poder publicarlo, y en esas condiciones, ¿cómo vamos a obtener derechos de autor?

Mi hermano pensó durante un rato. Luego dijo:

-¿Crees que deberíamos acortarlo un poco?

-Mucho -puntualicé, si esperas llegar al gran público.

-¿Qué te parecen cien años?

-¿Qué te parecen seis días?

-No puedes comprimir la Creación en sólo seis días -dijo, horrorizado.

-Ése es todo el papiro de que dispongo -le aseguré-. Bien, ¿qué dices?

-Oh, está bien -concedió, y empezó a dictar de nuevo-. En el principio...

-¿De veras han de ser solo seis días, Aaron?

- Seis días, Moisés -dije firmemente.

Isaac Asimov

viernes, 15 de diciembre de 2006

Edipo

En la mitología griega, hijo de Layo y Yocasta, reyes de Tebas. Layo fue advertido por un ORÁCULO de que su propio hijo le daría muerte. Para evitar lo, el rey ató los pies de su hijito y lo abandonó en una montaña, donde supu so que encontraría la muerte. El niño sin embargo fue encontrado con vida y rescatado por un pastor que lo entregó al rey de Corinto, Pólibo, quien llamó al niño Edipo, que significaba "pie hinchado". Lo crió como propio. El joven Edipo no sabía que era adoptado y cuando el oráculo le presagió que él mata ría a su padre, abandonó Corinto para evitar ese destino con Pólibo a quien tanto amaba y creyéndose su padre. Con el correr del tiempo, tropezó con La yo (su padre biológico) a quien confundió con el jefe de una banda de ladro nes. Y lo mató. Se había cumplido la primera profecía. Edipo no lo sabía.

Solitario y desamparado, llegó a Tebas donde, al derrotar a la ESFINGE respon diendo a su acertijo y salvar al pueblo de sus terrores, fue declarado rey y le die ron a Yocasta como esposa. Nadie sabía quién había matado a Layo y tampo co que Yocasta era su madre. Por muchos años la pareja vivió sin saber que eran madre e hijo. Cuando una plaga azotó Tebas, el ORÁCULO indica que el crimen de Layo debía ser castigado y Edipo descubre finalmente que había matado a su padre. Yocasta, al comprender que había vivido en incesto, se mata. Edipo se arranca los ojos. Por muchos años, su hija Antígona lo acompañó y guió hasta que Edipo murió, después de que Apolo le hubiese prometido que el lugar de su muerte sería sagrado. Antígona se convirtió en el símbolo del amor filial. La historia de Edipo fue magistralmente dramatizada por el poeta trágico griego Sófocles (496-466 a. de C.).

jueves, 14 de diciembre de 2006

Inteligencia

Un profesor de filosofía entra en clase para hacer el examen final a sus alumnos. Poniendo la silla encima de la mesa dice a la clase: usando cualquier cosa aplicable que hayan aprendido durante este curso, demuéstrenme que esta silla no existe

Todos los alumnos se ponen a la tarea, utilizando sus lápices y gomas de borrar, aventurándose en argumentos para probar que la silla no existe. Pero un alumno, después de escribir rápidamente su respuesta entrega su examen ante el asombro de sus compañeros.

Cuando pasan unos días y entregan las notas finales, ante la estupefacción de todos, el alumno que entregó su examen en 30 segundos obtiene la mejor calificación. Su respuesta fue: ¿Qué silla?

Autor desconocido

martes, 12 de diciembre de 2006

El viajero silencioso

El gobernador y su comitiva estaban en un tren cuando notaron, en el mismo vagón, a un señor mal vestido, con los ojos cerrados. Alguien quiso alejarlo de allí, pero el gobernador lo impidió: aquella criatura serviría para distraerlos durante el viaje.

Provocaron al hombre durante todo el trayecto, con bromas y humillaciones. Cuando llegaron a la estación, sin embargo, vieron que mucha gente había acudido a recibir al extraño; se trataba de uno de los más conocidos rabinos de América, cuyos seguidores habían ayudado a elegir al gobernador.

Inmediatamente, éste se dio cuenta del error cometido. Se arrimó a un rincón y pidió:

-Perdona nuestras bromas y bendícenos, rabino.

-Puedo darte la bendición, pero no puedo perdonarte. En aquel tren yo estaba, sin querer, representando a todos los hombres humildes de este mundo. Para recibir el perdón, recorre la tierra entera y arrodíllate delante de cada uno de ellos.

Paulo Coelho

lunes, 11 de diciembre de 2006

El gato y el ratón joven

Un ratoncillo sin experiencia, que había caído en poder de un gato viejo, imploraba la clemencia de éste entre otras cosas:

- - ¡Perdomadme la vida por esta vez! Yo no puedo hacer daño alguno, puesto que con poca cosa me alimento. Esperad a que engorde, y entonces podré servir de merienda a vuestros hijos.

- - ¡A mí me vienes con esas patrañas! - exclamó Micifuz- ¿No ves que soy ya gato viejo? Por mi parte, yo no te voy a perdonar. Y en cuanto a mis hijos, ya buscarán cuando necesiten.

Y sin más explicaciones, devoró al Ratoncillo.

Esopo

domingo, 10 de diciembre de 2006

Los gatos y los ratones

Allá en tiempos remotos, estalló feroz guerra entre gatos y ratones, fatal en la mayor parte de las batallas para los segundos. Mas como quiera que entre los ratones nadie confesaba que las derrotas eran debidas a debilidad o miedo, llegó a prevalecer la opinión de que el no ser conocidos los jefes en lo recio de la pelea contribuía a introducir el desorden en las batallas.

Un ratón viejo aconsejó:

- - Debemos nombrar muchos generales y hacerles uniformes vistosos, con plumas y penachos en la cabeza, de esta suerte las tropas se agruparán alrededor de sus caudillos y todo el ratonil ejército se batirá como un solo hombre.

Arregladas así las cosas, presentóse nueva batalla a los Gatos. Pero éstos que, con la facilidad de siempre, arrollaron rápidamente a sus enemigos, no sólo los derrotaron como hasta entonces, sino que, persiguiendo a los que huían, pudieron comerse a todos los generales, porque el plumero les impidió ocultarse en sus ratoneras.

Esopo

sábado, 9 de diciembre de 2006

Fábula

Un señor va de cacería al África y se lleva a su perrito para no sentirse solo en ese lugar.

Un día ya, en la expedición, el perrito, correteando tras unas mariposas se aleja del grupo, se extravía y comienza a vagar solo por la selva. En eso que ve a lo lejos que viene una pantera enorme a toda carrera. Al ver que la pantera se lo va a devorar, piensa rápido qué hacer. Viendo un montón de huesos de un animal muerto, empieza a mordisquearlos.

Entonces, cuando la pantera está a punto de atacarlo, El perrito dice:

- ¡Ah!, ¡¡ qué rica pantera me acabo de comer!!

La pantera lo alcanza a escuchar y frenando en seco, gira y sale despavorida pensando:

-¡Quién sabe qué animal será ese, no me vaya a comer a mí también!

Un mono que andaba trepado en un árbol cercano y que había visto y oído la escena sale corriendo tras la pantera para contarle cómo la engañó el perrito:

-"Cómo serás de estúpida. Esos huesos ya estaban ahí, además es un simple perro."

El perrito alcanza a darse cuenta de la puntada que le hace el mono. Después

que el mono le contó a la pantera la historia de lo que vio, ésta última muy brava le dice al mono:

-"¡Súbete a mi espalda, vamos donde ese perro a ver quién se come a quién!".

Y salen corriendo a buscar al perrito. El perrito ve a lo lejos que viene nuevamente la pantera, y esta vez con el mono chismoso.

- ¿¿Y ahora qué hago??... piensa, todo asustado el perrito.

Entonces, en vez de salir corriendo, se queda sentado dándoles la

espalda como si no los hubiera visto, y en cuanto la pantera está a punto de atacarlo de nuevo, el perrito dice:

-"¡Este mono hijo de tuta!, hace como media hora que lo mandé a traerme otra pantera y todavía no aparece!"

Autor desconocido

viernes, 8 de diciembre de 2006

Papito... ¿Cuánto me amas?

El día que mi Hija nació, en verdad no sentí gran alegría. Por que la decepción que sentía parecía, ser más grande que el gran contecimiento que representa tener una hija.

¡Yo quería un varón!

A los dos días de haber nacido, fui a buscar a mis dos mujeres,

una lucía pálida y agotada y la otra radiante y dormilona.

En pocos meses me dejé cautivar por la sonrisita de mi Carmencita y por la infinita inocencia de su mirada fija y penetrante, fue entonces cuando empecé a amarla con locura. Su carita, su sonrisita y su mirada no se apartaban ni por un instante de mis pensamientos, todo se lo quería comprar, la miraba en cada niño o niña, hacía planes sobre planes, todo sería para mi Carmencita.

Este relato era contado a menudo por Randolf, el padre de

Carmencita y Yo también sentía gran afecto por la niña que era la razón más grande para vivir de Randolf según decía el mismo.

Una tarde estaba mi familia y la de Randolf, haciendo un picnic a la orilla de un río cerca de casa y la niña entabló una conversación con su papá, todos escuchábamos: Papi,... cuándo cumpla quince años ¿Cuál Será mi regalo?

-Pero mi amor, si apenas tienes diez añitos, ¿No te parece que falta mucho para esa fecha?

Bueno papito,... tu siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he visto por aquí. La conversación se extendía y todos articipamos de ella. Al caer el sol regresamos a nuestras casas.

Una mañana me encontré con Randolf enfrente del colegio donde estudiaba Carmencita quien ya tenía catorce años.Randolf se veía muy contento y la sonrisa no se apartaba de su rostro. Con gran orgullo me mostraba las calificaciones de Carmencita, eran notas impresionantes, ninguna bajaba de diez puntos y los estímulos que les habían escrito sus profesores eran realmente conmovedores, felicite al dichoso papá.

Carmencita ocupaba toda la alegría de la casa, en la mente y en el corazón de la familia, especialmente en el de su papá.

Fue un Domingo muy temprano cuando nos dirigíamos a misa, cuando Carmencita tropezó con algo, eso creíamos todos y dio un traspié, su papá la agarró de inmediato para que no cayera...Ya instalados en la iglesia, vimos como Carmencita fue cayendo lentamente sobre el banco y casi perdió el conocimiento.

La tomamos en brazos, mientras su papá buscaba un taxi hacia el hospital.

Allí permaneció por diez días y fue entonces cuando le informaron que su hija padecía una grave enfermedad que afectaba seriamente su corazón, pero no era algo definitivo, qué debía practicarle otras pruebas para llegar a un diagnóstico firme.

Los días iban pasando, Randolf renunció a su trabajo para dedicarse al cuidado de Carmencita, su madre quería hacerlo pero decidieron que ella trabajaría, pues sus ingresos eran superiores a los de él.

Una mañana Randolf se encontraba al lado de su hija, cuando ella le preguntó:

-¿Voy a morir, no es cierto? ¿Te lo dijeron los doctores?

-- No mi amor...no vas a morir, Dios que es tan grande, no permitiría que pierda lo que más he amado sobre este mundo, respondió el padre.

-¿Van a algún lugar?

¿Pueden ver desde lo alto a su familia?

¿Sabes si pueden volver? preguntaba su Hija.

- Bueno hija,... en verdad nadie ha regresado de allá a contar algo sobre eso, pero si yo muriera, no te dejaría sola, estando en el mas allá buscaría la manera de comunicarme contigo, en última instancia utilizaría el viento para venir a verte.

-¿Al viento? ¿Y cómo lo harías?

-No tengo la menor idea hijita, solo sé que si algún día muero, sentirás que estoy contigo, cuando un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus mejillas.

Ese mismo día por la tarde, llamaron a Randolf, el asunto era grave, su hija estaba muriendo. Necesitaban un corazón, pues el de ella no resistiría sino unos quince o veinte días más. ¡UN CORAZÓN!

¿Dónde hallar un corazón?

¡Un corazón!

-¿Dónde Dios mío?

Ese mismo mes, Carmencita cumpliría sus quince años. Y fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, una esperanza iluminó los ojos de todos, las cosas iban a cambiar.

El Domingo por la tarde ya Carmencita estaba operada, todo salió como los médicos lo habían planeado. ¡Éxito total! Sin embargo, Randolf todavía no había vuelto por el hospital y Carmencita lo extrañaba muchísimo, su mamá le decía que ya todo estaba muy bien y que su papito sería el que trabajaría para sostener la familia.

Carmencita permaneció en el hospital por quince días más, los médicos no habían querido dejarla ir hasta que su corazón estuviera firme y fuerte y

así lo hicieron.

Al llegar a casa todos se sentaron en un enorme sofá y su mamá con los ojos llenos de lágrimas le entregó una carta de su padre:

"Carmencita, hijita de mi corazón: Al momento de leer mi carta, ya debes

tener quince años y un corazón fuerte latiendo en tu pecho, esa fue la

promesa que me hicieron los médicos que te operaron. No puedes

imaginarte ni remotamente cuanto lamento no estar a tu lado en este instante.

Cuando supe que ibas a morir, decidí dar respuesta a una pregunta que me

hiciste cuando tenias diez añitos y a la cual no spondí. Decidí hacerte el

regalo más hermoso que nadie jamás haría por mi hija... Te regalo mi vida

entera sin condición alguna, para que hagas con ella lo que quieras.

¡¡Vive hija!!

¡¡Te amo con todo mi corazón!! "

Carmencita lloró todo el día y toda la noche; Al día siguiente fue al

cementerio y se sentó sobre la tumba de su papá; lloró como nadie lo ha

hecho y susurró:

" Papi,... ahora puedo comprender cuanto me amabas yo también

te amaba y aunque nunca te lo dije, ahora comprendo la importancia de decir

"Te Amo" y te pediría perdón por haber guardado silencio tantas veces ".

En ese instante las copas de los árboles se mecieron suavemente, cayeron

algunas hojas y florecillas, y una suave brisa rozó las mejillas de

Carmencita, alzó la mirada al cielo, intentó secar las lagrimas de su

rostro, se levantó y emprendió regreso a su hogar.

Si este mensaje tocó tu corazón, envíalo a tus mejores amigos como señal de

tu amistad, en estos momentos aunque yo estoy llorando, decidí compartir

esto contigo y decirte: Por favor nunca dejes de decir "TE AMO"

No sabes si será esa la ultima vez...

Autor Desconocido

jueves, 7 de diciembre de 2006

El loco

En un pueblo rodeado de cerros habitaba un loco, la gente del pueblo le llamaba así: "EL LOCO", ¿y porqué le llamaban así?, ¿Qué acaso hacía cosas disparatadas, cosas raras, cosas diferentes a lo que hacen la mayoría de las personas, al menos en ese pueblo?.

La gente al verlo pasar se reía y se burlaba de él, humildemente vestido, sin posesiones, sin una casa que se dijera de su propiedad, sin una esposa ni unos hijos; *un desdichado*, pensaba la gente, alguien que no beneficiaba a la sociedad, **un inútil** comentaban otros.

Más he aquí que este viejo ocupaba su vida sembrando árboles en todas partes donde pudiera, sembraba semillas de las cuales nunca vería ni las flores ni el fruto, y nadie le pagaba por ello y nadie se lo agradecía, nadie lo alentaba, por el contrario, era objeto de burla ante los demás.

Y así pasaba su vida, poniendo semillas, plantando arbolitos ante la burla de los demás. Y he aquí que ese ser era un gran Espíritu de Luz, que poniendo la muestra de como se deben hacer las cosas, sembrando, siempre sembrando sin esperar a ver el fruto, sin esperar a saborearlo.

Y sucedió que un día cabalgaba por esos rumbos el Sultán de aquellos lugares, rodeado de su escolta y observaba lo que sucedía verdaderamente en su reino, para no escucharlo a través de la boca de sus ministros.

Al pasar por aquel lugar y al encontrarse al Loco le preguntó: _ ¿Qué haces, buen hombre?

Y el viejo le respondió: _ Sembrando Señor, sembrando.

Nuevamente inquirió el Sultán: _ Pero, ¿cómo es que siembras?. estás viejo y cansado, y seguramente no verás siquiera el árbol cuando crezca. ¿Para qué siembras entonces?

A lo que el viejo contesto: _ Señor, otros sembraron y he comido, es tiempo de que yo siembre para que otros coman.

El Sultán quedo admirado de la sabiduría de aquel hombre al que llamaban LOCO, y nuevamente le preguntó:

_ Pero no verás los frutos, y aun sabiendo eso continuas sembrando... Por ello te regalaré una monedas de oro, por esa gran lección que me has dado.

El Sultán llamo a uno de sus guardias para que trajese una pequeña bolsa con monedas de oro u las entregó al sembrador.

El sembrador respondió : _Ves, Señor, como ya mi semilla ha dado fruto, aún no la acaba de sembrar y ya me está dando frutos, y aun más, si alguna persona se volviera loca como yo y se dedicara solamente a sembrar sin esperar los frutos sería el más maravilloso de todos los frutos que yo hubiera obtenido, porque siempre esperamos algo a cambio de lo que hacemos, porque siempre queremos que se nos devuelva igual que lo que hacemos. Esto, desde luego, sólo cuando consideramos que hacemos bien, y olvidándonos de lo malo que hacemos.

El Sultán le miró asombrado y le dijo : _ ¡Cuánta sabiduría y cuánto amor hay en ti!, ojalá hubiera más como tú en este mundo, con unos cuantos que hubiese, el mundo sería otro; más nuestros ojos tapados con unos velos propios de la humanidad, nos impiden ver la grandeza de seres como tu. Ahora me retiraré porque, si sigo conversando contigo, terminaré por darte todos mis tesoros, aunque sé que los emplearlas bien, tal vez mejor que yo. ¡Qué Alá te Bendiga!.

Y terminado esto, partió el Sultán junto con su séquito, y el Loco siguió sembrando y no se supo de su fin, no se supo si termino muerto y olvidado por ahí en algún cerro, pero él había cumplido su labor, realizó la misión, la misión de un Loco.

Autor desconocido

martes, 5 de diciembre de 2006

Aprende a perdonar

Una mañana Leonardo recibio una llamada de su ex-novia, en la cual le decía? Yo también sentí lo mismo que tu anoche... Te espero dentro de una hora en el parque Junto al pequeño muelle del lago.

Leonardo puso el teléfono en su lugar y su impresión fue un poco aterradora, ya que un día antes había soñado a su ex novia, con la cual había quedado en malos términos y por rencores y orgullos ambos perdieron la comunicación de pareja y amistad. Leonardo tomo una ducha, se arreglo y muy pensativo pensó en decirles a sus amigos que le habían llamado, pero prefirió dejarlo en privacidad; total, era el momento que ambos volvieran a cruzar palabras,el orgullo no debe ser eterno, ni mucho menos un castigo en juicio?.

Leonardo se dirigió al parque, se acerco al pequeño muelle y se sentó, observando y pensando que iba a pasar,

que le diría su ex novia, de que iba hablar? Miraba a la gente pasar y entre esa gente la alcanzo a observar,que se acercaba a el de forma misteriosa?

Pero lo mas extraño es que ella vestía totalmente diferente! No llevaba sus ropas frecuentes, al contrario.. Llevaba un vestido blanco... y unos zapatos impecablemente limpios del mismo color Y su rostro lucia tan hermoso

Era como si destellara rayos de luz El intento decirle hola pero ella le dijo

Caminemos? He sabido que has estado triste y que has tenido muchos problemas, no es así Leonardo? Te he soñado llorando... te he escuchado gritar afuera de mi casa? Y no me acercaba a ti, debido a las circunstancias, yo se que tu no querías saber nada den mi Y no te culpo te lastime demasiado y logre alejarte de mí. No vengo a discutir... No vengo a Pedirte perdón..... Solo he venido a decirte que aunque las cosas no se arreglaron

en su momento debido Creo yo que nunca es tarde, Espere a que tú me llamaras, para poder platicar Pero eso no sucedió. El esperarte... el pensar en ti? Borro mi apetito... Se robo mis días de sol y me fue tumbando poco a poco?. Sin embargo guarde Fe y dije el llamara. Más no lo hiciste?. No te culpo pero si te comprendo Se lo que sentiste anoche se lo que te paso, yo también lo sentía en ese momento, pero con mucho mas dolor Grite tu nombre mil veces y grite mil veces perdón, Que lastima que no me hayas escuchado Que lastima que no me hayas llamado Leonardo. Nunca es tarde para perdonar y si te pedí que vinieras al parque fue para entregarte esto.

Ella le entrego en sus manos una cruz, la cual era símbolo del amor de los dos

Esta cruz es mi cuerpo... esta cruz es quien soy Te amo y quiero que la conserves contigo por el resto de tu vida. El se quedo sin palabras y con los ojos

un tanto llorosos. La gente lo empezaba a mirarlo y lo señalaban... Incluso un Sr. Le pregunto que si se encontraba bien. Y El respondió Si porque Lo veo caminar y lo veo llorar... Le sucede algo?.

No me sucede nada, simplemente estoy conversando con ella El Sr. Se retiro algo extrañado del lugar Leonardo acompaño hasta su casa a su exnovia, le pidió que por favor que la esperara afuera y el accedió De hecho nunca lo hacia esperar en el patio Se quedo 10 minutos esperando y se preocupo al saber que no regresaba De repente escucho voces y vio salir de la puerta de su casa a los amigos de ella, todos con cara triste y ojos llorosos Lo abrazaron y le dijeron. Se nos fue Leonardo... se nos fue.

Leonardo empezó a sentir su cuerpo tembloroso. Y corrió hacia la recamara En ella se encontraba la mama de su ex novia Junto con el cadáver, el cual reflejaba una tristeza inmensa. Leonardo con

llanto y un nudo en la garganta Le pregunto a la Sra. Que sucedió? Dígame que sucedió?

Dice el doctor que murió de tristeza Ella dejo de comer... dejo de reír.

No sabemos si el desamor la alejo de todo... No sabemos si el sentimiento de culpa la hizo infeliz La mama le entrego una carta a Leonardo y decía así: Yo también sentí lo mismo que tu. El aire empieza a faltarme Intento gritarle a mama y no puedo, Luces blancas iluminan mi recamara Y a la vez siento un fuerte dolor de cabeza, Leonardo.

Gracias por haber ido al Lago gracias por estar aquí Aunque en vida no me pudiste perdonar Se que ahora lo harás frente a mi. Leonardo miro el cadáver. Y solo dijo: Perdóname tú a mí.

Autor desconocido

domingo, 3 de diciembre de 2006

Ventana al mundo

Metí la llave en la cerradura, mas no lograba abrir la puerta. La impaciencia me colmaba y entre más trataba de forzar la llave, mas duro se hacía voltearla. Fue entonces cuando decidí entrar por la ventana. Después de todo, me dije, hay mas de una forma de enfrentar los obstáculos. No seré yo quien se de por vencido.

Entré, colándome por una ventanita por la que escasamente pasaban mis hombros. En la sala, sombríos personajes esperaban. Lo primero que hice fué asegurarme que la computadora funcionara.

Funcionaba.

Las ideas me atravesaban el espíritu de una manera aguda , casi cruel. Hacía mucho tiempo que no las sentía violándome de esa manera.

Tomaban prioridad y lo sabían.

Abrí mi agenda y me di cuenta que estaba llena de nombres y fechas y que ninguna de ellas tenia realmente una importancia válida.

Con gran delicadeza y una goma de borrar, empecé a eliminar de la pantalla todos mis compromisos, hasta que la pantalla quedó completamente blanca e intrigantemente hipnotizante.

Fue en ese fragmento de espacio blanco y vacío cuando apareció ella, con su expresión dura y severa pero inexplicablemente seductora.

Su mano salió de la pantalla invitando a la mía y fue así como el acceso me fue dado a su mundo. Entré con los ojos cerrados y mi cuerpo entero temblaba tan solo al concepto de tener que abrirlos.

Sabía muy bien que su mundo era diferente.

"Abrelos" me dijo.

Y frente a mi estaba la cíclope que tantas pesadillas me causó a mis 14 años, cuando Eros era la mujer de mis sueños.

Afuera, por la ventana , se veían campos de eternas primaveras y aun así , con todo lo que me atraían las flores , el sol y el aroma de una nueva vida , era allí adentro en esa sala oscura y con esa mujer deforme y de un solo ojo, donde mis placeres se desbordaban.

Hicimos el amor. Relámpagos y truenos iluminaban la sala y desnudaban el silencio.

Gemán Berdiales

sábado, 2 de diciembre de 2006

Decidir y ser constantes

En la pequeña escuelita rural había una vieja estufa de carbón muy anticuada. Un chiquito tenía asignada la tarea de llegar al colegio temprano todos los días para encender el fuego y calentar el aula antes de que llegaran su maestra y sus compañeros.

Una mañana, llegaron y encontraron la escuela envuelta en llamas. Sacaron al niño inconsciente más muerto que vivo del edificio. Tenía quemaduras graves en la mitad inferior de su cuerpo y lo llevaron urgente al hospital del condado.

En su cama, el niño horriblemente quemado y semi inconsciente, oía al médico que hablaba con su madre. Le decía que seguramente su hijo moriría que era lo mejor que podía pasar, en realidad -, pues el fuego había destruido la parte inferior de su cuerpo.

Pero el valiente niño no quería morir. Decidió que sobreviviría.

De alguna manera, para gran sorpresa del médico, sobrevivió.

Una vez superado el peligro de muerte, volvió a oír a su madre y al médico hablando despacito. Dado que el fuego había dañado en gran manera las extremidades inferiores de su cuerpo, le decía el médico a la madre, habría sido mucho mejor que muriera, ya que estaba condenado a ser inválido toda la vida, sin la posibilidad de usar sus piernas.

Una vez más el valiente niño tomó una decisión. No sería un inválido.

Caminaría. Pero desgraciadamente, de la cintura para abajo, no tenía capacidad motriz. Sus delgadas piernas colgaban sin vida.

Finalmente, le dieron de alta.

Todos los días, su madre le masajeaba las piernas, pero no había sensación, ni control, nada.

No obstante, su determinación de caminar era más fuerte que nunca.

Cuando no estaba en la cama, estaba confinado una silla de ruedas.

Una mañana soleada, la madre lo llevó al patio para que tomara aire fresco.

Ese día en lugar de quedarse sentado, se tiró de la silla. Se impulsó sobre el césped arrastrando las piernas.

Llegó hasta el cerco de postes blancos que rodeaba el jardín de su casa. Con gran esfuerzo, se subió al cerco. Allí, poste por poste, empezó a avanzar por el cerco, decidido a caminar.

Empezó a hacer lo mismo todos los días hasta que hizo una pequeña huella junto al cerco. Nada quería más que darle vida a esas dos piernas.

Por fin, gracias a las oraciones fervientes de su madre y sus masajes diarios, su persistencia férrea y su resuelta determinación, desarrolló la capacidad, primero de pararse, luego caminar tambaleándose y finalmente caminar solo y después correr.

Empezó a ir caminando al colegio, después corriendo, por el simple placer de correr. Más adelante, en la universidad, formó parte del equipo de carrera sobre pista.

Y aun después, en el Madison Square Garden, este joven que no tenía esperanzas de sobrevivir, que nunca caminaría, que nunca tendría la posibilidad de correr, este joven determinado, Glenn Cunningham, llegó a ser el atleta estadounidense que ¡corrió el kilómetro más veloz el mundo!

Autor desconocido