martes, 31 de enero de 2006

Cuando te digan que no

Una joven había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había llegado el momento en que se sentía lista para entregarse a la disciplina que la ayudaría a convertir su afición en profesión.
Deseaba llegar a ser la primera bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias, de manera que cuando llegó a su ciudad una gran compañía de ballet, fue a los camerinos luego de una función, y habló con eldirector.
Quisiera llegar a ser una gran bailarina, le dijo, pero no se si tengo el talento necesario o que me hace falta.
Dame una demostración, le dijo el maestro.
Transcurrido apenas 5 minutos, la interrumpió, moviendo la cabeza en señal de desaprobación.
No, no tiene usted condiciones.
La joven llegó a su casa con el corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de baile en un armario y no volvió a calzarlas nunca más, se casó, tuvo hijos y cuando se hicieron un poco mayores, tomó un empleo de cajera en un supermercado.
Años después asistió a una función de ballet, y a la salida se topó con el viejo director que ya era octogenario, ella le recordó la charla que habían tenido años antes, le mostró fotografías de sus hijos y le comentó de su trabajo en el supermercado, luego agregó: Hay algo que nunca he terminado de entender.
Cómo pudo usted saber tan rápido que yo no tenía condiciones de bailarina?
Ahhh, apenas la miré cuando Ud. bailó delante de mi, le dije lo que siempre le digo a todas, le contestó.
Pero eso es imperdonable! Exclamó ella, arruinó mi vida, pude haber llegadoa ser primera bailarina!
- No lo creo, repuso el viejo maestro. Si hubieras tenido las dotes necesarias, y una verdadera vocación para bailar, no habrías prestado ninguna atención a lo que yo dije. Autor desconocido

Destino

Durante una batalla, un general japonés decidió atacar aún cuando su ejército era muy inferior en número. Estaba confiado que ganaría, pero sus hombres estaban llenos de duda. Camino a la batalla, se detuvieron en una capilla. Después de rezar con sus hombres, el general sacó una moneda y dijo, "Ahora tiraré esta moneda. Si es cara, ganaremos. Se es cruz, perderemos. El destino se revelará". Tiró la moneda en el aire y todos miraron atentos como aterrizaba. Era cara. Los soldados estaban tan contentos y confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y consiguieron la victoria. Después de la batalla, un teniente le dijo el general, "Nadie puede cambiar el destino". "Es verdad", contestó el general mientras mostraba la moneda al teniente, que tenía cara en ambos lados.
Autor desconocido

Un tiempo de más

En el parque, una mujer se sentó al lado de un hombre en un banco, cerca del playground. Aquel, inmediatamente allí, es mi hijo dijo ella, apuntando para un pequeño niño usando un suéter rojo y que deslizaba en el tobogán. Un bonito chico respondió el hombre, y completó: aquella, usando vestido blanco,pedalando su bicicleta, es mi hija. Entonces, mirando el reloj, el hombre llamó la niña. Hija, lo que usted halla de ir? La chica suplicó: 5 minutos más, padre. Por favor. Sólo más 5 minutos. El hombre concordó y melissa continuó pedalando su bicicleta, para alegría de su corazón. Los minutos se pasaron y el padre se levantó nuevamente y habló para la hija: hora de ir ahora? Otra vez ella pidió: cinco minutos más, papá. Sólo más cinco minutos. El hombre dijo: está correcto! El señor ciertamente es un padre muy paciente! Habló la mujer.El hombre, con una sonrisa un tanto melancólico, habló: mi hijo más viejo fue muerto por un conductor borracho el año pasado, cuando pedalava su bicicleta cerca de aquí. Yo nunca pasé mucho tiempo con él y ahora yo daría cualquier cosa por sólo más cinco minutos con mi hijo. Yo me prometí no cometer el mismo error con la hermana de él. Ella cree que tiene cinco minutos más para piso de bicicleta. Pero, en la verdad, yo es que tengo cinco minutos más para verla juguetear. Con la agitación de la vida moderna ni siempre nos damos cuenta de la importancia de dedicar un poco más de tiempo para nuestros amores. Bajo el imperio del reloj, estamos siempre apresurados, atrasados, atropellados y atropellando los pasos despreocupados de los pequerruchos . Tanto eso es una realidad, que encontramos muchos niños contaminadas por las neurosis de los padres. En un periodo de tiempo en que el niño debería andar despacio, observar el mundo a su alrededor, ese mundo totalmente nuevo para ella, muchas ya son víctimas de la correría desenfrenada que los padres les imponen. El niño entra en una rueda viva en que no tiene tiempo de juguetear, de conversar con un amiguinho, de observar despreocupadamente un escaparate, una escena de la naturaleza, pues es arrastrada por las manos nerviosas de padres que están siempre corriendo, siempre en búsqueda de un tiempo que ya se fue. Usted que es madre o padre, haga una pequeña pausa en su día, vuelva a pensar sus actividades, establezca prioridades y considere la importancia de 5 minutos de más de atención a los hijos. Sean ellos niños, adolescentes, jóvenes o adultos. Día de esos, una madre nos dijo que su hijo es una perla preciosa de valor incalculable. Y habló esto con el corazón lleno de ternura. El hijo tiene casi 30 años, pero la madre lo conoce mucho bien y sabe el valor que él tiene. Ciertamente ella lo acompaña desde el vientre, dándole atención y cariño sin preocuparse con el reloj, aunque no negligenciando con sus obligaciones. Hoy día, muchos padres sólo saben enumerar los defectos de los hijos, porque no tienen tiempo de conocer sus virtudes, ni de apreciarlas. Lo que resalta es siempre el hecho de que estén atrasados para levantar, para acostostarse, para ir a la escuela o ir hacia el curso disto o de aquello. El tiempo pasa breve y un día los hijos crecen, se casan, o viajan hacia la patria espiritual. Y dejan, en los padres descuidados, una enorme sensación de vacío, por no haber percibido que los minutos se transformaron en años. Por todas esas razones, pare un poco y se pregunte: cuáles son mis prioridades? Y piense en la posibilidad de dar a alguien que usted ama cinco minutos más de su tiempo, aún hoy! El río de las horas, corre, llevando en sus vibraciones-tiempo las oportunidades perdidas.
Autor desconocido

La sonrisa

......Hablaba un largo viajero que una vez vio un jardin de sonrisas y cada vez que el contaba la historia la contaba algo asi. Ahi en ese jardin podrias ver todas las sonrisas y podias checar la tarjeta que la describia. Habia una sonrisa de amor junto a una sonrisa falsa. Una sonrisa de sonrisas en donde dos sonrisas se juntan.Pero tambien habia un entrecejo de odio y otro de desden. Y el ceño de fruncimiento que aunque te esfuerces en olvidarlo es en vano este se clava como espina en el corazon, y se introduce en los huesos. Como sonrisa jamas reida pero una sonrisa sola.Entre la cuna y la tumba si una sonrisa pudiera brotar, y cuando esta aparezca sera el final de toda miseria. El viajero terminado el cuento se retiro riendo como si fuera un loco y toda la gente que estaba reunida alrededor de el empezo a reir de la misma forma.

Autor desconocido

Lo más importante que hice en mi vida

En cierta ocasión, durante una charla que di ante un grupo de profesionales, me hicieron esta pregunta: ¿"Qué es lo más importante que ha hecho en su vida"? En mi calidad de ingeniero industrial, sabía que los asistentes deseaban escuchar anécdotas sobre mi trabajo, entonces les respondí: "Lo más importante que he hecho en la vida, tuvo lugar el 8 de octubre de 1990. Comencé el día jugando golf con un amigo mío al que no había visto en mucho tiempo. Entre jugada y jugada me contó que su esposa y él acababan de tener un bebé. Mientras jugábamos, llegó el padre de mi amigo, que consternado, le dijo que al bebé se lo habían llevado de urgencia al hospital. En un instante, mi amigo se subió al auto de su padre y se marchó. Yo, por un momento, me quedé donde estaba, sin saber qué debía hacer.¿Seguir a mi amigo al hospital?. Mi presencia allí, me dije, no iba a servir de nada, pues la criatura estará al cuidado de médicos y enfermeras, y nada de lo que yo hiciera o dijera iba a cambiar las cosas.¿Brindarle mi apoyo moral?. Eso, quizás, pero tanto él como su esposa provenían de familias numerosas, y sin duda estarían rodeados de parientes, que les ofrecerían el apoyo necesario. Lo único que haría yo sería estorbar. Así que decidí ir más tarde al hospital a visitar a mi amigo.Al poner en marcha mi auto, me percaté que mi amigo había dejado su camioneta con las llaves puestas, estacionada junto a las canchas. Decidí pues, cerrar el auto e ir al hospital a entregarle las llaves.Como supuse, la sala de espera estaba llena de familiares. No tardó en presentarse un médico, que se acerca a la pareja y, en voz baja les comunica que su bebe había fallecido. Los padres se abrazaron y lloraron, mientras todos los demás los rodeamos en medio del silencio y el dolor. Al verme mi amigo, se refugió en mis brazos y me dijo: "Gracias por estar aquí". Durante el resto de la mañana, permanecí sentado en la sala de urgencias del hospital, viendo a mi amigo y a su esposa sostener en brazos a su bebe y despedirse de él.Esto, es lo más importante que he hecho en mi vida", y aquella experiencia me dejó tres enseñanzas:
Primera: lo más importante que he hecho en la vida, ocurrió cuando no había absolutamente nada que yo pudiera hacer. Nada de lo racional que aprendí en la universidad, ni en el ejercicio de mi profesión, me sirvió en tales circunstancias. A dos personas les sobrevino una desgracia y lo único que pude hacer fue acompañarlos y esperar. Pero estar allí, era lo principal.
Segunda: aprendí que al aprender a pensar, casi me olvido de sentir.
Tercera: aprendí que la vida puede cambiar en un instante. Así pues, hacemos planes y concebimos nuestro futuro como algo real, y olvidamos que perder el empleo, sufrir una enfermedad grave o un accidente y muchas de otras cosas más, pueden alterar ese futuro en un abrir y cerrar de ojos.
Desde aquel día, busqué un equilibrio entre el trabajo y la vida; aprendí que ningún empleo compensa perderse unas vacaciones, romper con la pareja o pasar un día festivo lejos de la familia. Y aprendí que lo más importante en la vida, no es ganar dinero, ni ascender en la escala social, ni recibir honores. Lo más importante en la vida, es el tiempo que dedicamos a cultivar una amistad.
POR ESO A DIOS LE AGRADEZCO:
a) Por mis hijos que NO limpian sus cuartos, pero están viendo la tele, porque significa que están en casa y no en las calles.
b) Por los descuentos en mi sueldo, porque significa que estoy trabajando.
c) Por el desorden que tengo que limpiar después de una fiesta, porque significa que estuvimos rodeados de seres queridos.
d) Por las ropas que me quedan un poco ajustadas, porque significa que tengo más que suficiente para comer.
e) Por mi sombra que me ve trabajar, porque significa que puedo salir al sol.
f) Por el césped que tengo que cortar, ventanas que necesito limpiar, cañerías que arreglar, porque significa que tengo una casa.
g) Por las quejas que escucho acerca del gobierno, porque significa que tenemos libertad de expresión.
h) Por que no encuentro estacionamiento, porque significa que tengo auto.
i) Por los gritos de los chicos, porque significa que puedo oír.
j) Por la ropa que tengo que lavar y planchar, porque significa que me puedo vestir.
k) Por el cansancio al final del día, porque significa que fui capaz de trabajar duro.
l) Por el despertador que suena temprano todas las mañanas, porque significa que ¡¡estoy vivo!!.
m) Y finalmente, por la cantidad de mensajes que recibo, porque significa que tengo amigas y amigos que piensan en mí.

Autor desconocido.

jueves, 26 de enero de 2006

Auxilio en la lluvia

Una noche, a las 11:30 p.m., una mujer de edad avanzada estaba parada en el acotamiento deuna autopista, tratando de soportar una fuerte tormenta. Su coche se había descompuesto y ellanecesitaba desesperadamente que la llevaran. Toda mojada, ella decidió detener el próximo coche. Un joven se detuvo a ayudarla, a pesar de la fuerte lluvia
El joven la llevo a un lugar seguro, la ayudo a obtener asistencia y la puso en un taxi. Ella parecíaestar bastante apurada. Ella anoto la dirección del joven, le agradeció y se fue. Siete días pasaron, cuando tocaron la puerta de su casa. Para su sorpresa, un Televisor pantalla gigantea color le fue entregado por correo a su casa.
Tenia una nota especial adjunta al paquete. Esta decía: Muchísimas Gracias por ayudarme en la autopista la otra noche. La lluvia anega no solo mi ropa sino mi espíritu. Entonces apareció usted. Gracias a usted, pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizante, justo antes de que muriera. Dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros desinteresadamente.
Sinceramente: La Señora Fernández
Autor desconocido

miércoles, 25 de enero de 2006

Lo que se da regresa

Su apellido era Fleming, y era un granjero escocés pobre.Un día, mientras intentaba ganarse la vida para su familia, oyó un lamento pidiendo ayuda, provenía de un pantano cercano.Dejó caer sus herramientas y corrió al pantano. Allí, encontró hasta la cintura en el estiércol húmedo y negro a un muchacho aterrado, gritando yesforzándose por liberarse. El granjero Fleming salvo al muchacho de lo que podría ser una lenta y espantosa muerte.Al día siguiente, llegó un carruaje elegante a la granja. Un noble, elegantemente vestido, salió y se presentó como el padre del muchacho al que el granjero Fleming había ayudado.- "Yo quiero recompensarlo", dijo el noble. "Usted salvó la vida de mi hijo".- "No, yo no puedo aceptar un pago por lo que hice", contestó el granjero escocés ..En ese momento, el hijo del granjero vino a la puerta de la cabaña.- "Es su hijo?" preguntó el noble ..- "Sí", el granjero contestó orgullosamente. - "Le propongo hacer un trato. Permítame proporcionarle a su hijo el mismo nivel de educación que mi hijo disfrutará.Si el muchacho se parece a su padre, no dudo que crecerá hasta convertirse en el hombre del que nosotros dos estaremos orgullosos".Y el granjero aceptó. El hijo del granjero Fleming asistió a las mejores escuelas y, al tiempo, se graduó en la Escuela Médica del St.Mary Hospital en Londres, y siguió hasta darse a conocer en el mundo como el renombrado Dr. Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina.Años después, el hijo del mismo noble que fue salvado del pantano estaba enfermo de pulmonía.¿Qué salvo su vida esta vez? La penicilina.El nombre del noble? Sir Randolph Churchill.El nombre de su hijo? Sir Winston Churchill.
Autor desconocido

martes, 24 de enero de 2006

Duele para quejarse pero no para levantarse

Se dice que una vez un hombre de la ciudad, va al campo en su auto.
En su largo viaje para en un pueblo del sur, donde estaba la iglesia, una comisaría y 20 casitas perdidas.
Este hombre buscaba un bar o algún lugar para tomar algo fresco y volver aponer gasolina a su auto.
Al fondo de la calle , ve un hombre sentado en la puerta de lo que parecía un bar.
Se acerca y le pregunta. Este buen señor que estaba sentado en esas viejas sillas que se hamacan, levantando un poco su mirada y su sombrero le contesta. Si es esto un bar.
Después de haberse refrescado y saliendo del bar, antes de subir a su auto, siento un aullido desgarrante, se da vuelta y mira.
Ve como sin querer con la silla de hamaca, este hombre le había pisado la cola a un perro.
Bueno se dio vuelta se subió al auto y antes de arrancarlo, de vuelta se escucha un gemido de dolor y aullidos.
No aguantando más la situación sale de su auto y va a hacia ese hombre de la hamaca y le dice-
" Oye no te das cuenta que le estas pisando la cola a ese pobre perro?"
El otro, sin inmutarse siquiera, lo mira y le dice.
" Noo, no es verdad", Entonces dime porque el perro aúlla de dolor ?
El hombre en forma muy pausada y tranquila le dice.
" Es porque esta acostado arriba de los clavos y cada vez que se mueve le duelen"
"Pero que perro tonto, y porque no se levanta y se cambia de lugar?"
El otro hombre con una paz muy grande en su corazon le responde.
Porque le duele para quejarse, y no lo suficiente como para levantarse.
Autor desconocido

lunes, 23 de enero de 2006

El sonido de una mano

El maestro del templo de Kennín era Mokuraí, "Trueno Silencioso". Tenía un pequeño protegido, llamado Toyó, de sólo doce años. Toyó veía a los discípulos mayores visitar al maestro en su aposento a la mañana y a la tarde para recibir el sazén, o instrucción de guía personal, en que se les daba un koan para detener el vagabundeo de la mente.
Toyó quiso también hacer sazén.
-Espera un poco -le dijo Mokuraí- ; eres demasiado joven.
Pero el muchacho insistía, de modo que el maestro finalmente consintió.

Al atardecer, el pequeño Toyó acudió, en el momento debido, al umbral del recinto donde Mokuraí impartía el sazén. Batió el gong para anunciar su presencia, hizo tres reverencias respetuosas antes de entrar, y fue a sentarse ante el maestro en respetuoso silencio.
-Cuando bates palmas -dijo Mokuraí- oyes el sonido de ambas manos. Ahora enséñame el sonido de una mano.
Toyó se inclinó y fue a su habitación para considerar el problema. Desde su ventana oía música de geishas. -¡Ah, ya lo tengo! -exclamó.

Al atardecer siguiente, cuando el maestro le pidió que le enseñara el sonido de una mano, Toyó empezó a ejecutar esa música.
-No, no -dijo Mokuraí-. Así no va. Ese no es el sonido de una mano. No lo has entendido para nada.

Estimando que la música podía interrumpir sus meditaciones, Toyó se trasladó a una habitación más tranquila. Se puso de nuevo a meditar: -¿Cuál puede ser el sonido de una mano?
De pronto oyó agua que goteaba. -Yo lo tengo- se imaginó. La próxima vez que compareció ante el maestro, Toyó imitó el sonido de agua que gotea.
-¿Eso qué es? -preguntó Mokuraí- Es el sonido de una gota de agua, pero no el de una mano. Intenta otra vez.

En vano Toyó persistió en meditar para oír el sonido de una mano. Oyó el suspiro del viento. Pero también este sonido le fue rechazado.
Oyó el chillido de un búho. Mismo rechazo.
El sonido de una mano tampoco era el de las langostas.
Más de diez veces Toyó visitó a Mokuraí con diferentes sonidos. Ninguno era el acertado. Durante casi un año caviló sobre cuál podía ser el sonido de una mano sola.

Por último, el pequeño Toyó entró en la verdadera meditación y trascendió todo sonido.
-Ya no podía encontrar más qué juntar - explicó más tarde-, de modo que alcancé el sonido insonoro.
Así había realizado Toyó el sonido de una mano.

Autor desconocido

domingo, 22 de enero de 2006

La oración del águila real

Cuenta la leyenda que un día el águila real, reina y señora de todas las aves, tuvo que despedir a sus hijos del nido. Es que su tiempo de madurez era el necesario y debían depender por sí solos para su sustento. Pero el águila no quería hacerlo, temía por sus hijos, no sabía que podría pasarles si se alejaban de su lado y protección.Entonces, el águila sumergida en su angustia, elevó sus ojos al Dios de los cielos y exclamó esta oración:" Oh padre celestial, sé que la hora ha llegado, que es el momento de que vivan por ellos mismos su vida, sé que están listos porque les eh enseñado. Pero no puedo evitar la angustia que siento en mi pecho, al saber que tengo que verlos partir, las lágrimas empañan mi vista aunque hay gozo en mi alma. Permíteme señor saber si su vida será de bien y si serán majestuosos sus vuelos."Entonces el águila bajó sus ojos al nido y un rayo de sol le mostró dos hermosas y magníficas águilas reales. Y ella lo supo, se dió cuenta que nunca sabría de antemano cómo sería la vida de sus hijos. Pero también descubrió con alegría que sus hijos se esforzarían por alcanzar la meta a la que fueron llamados. Y así el águila real bajó a su nido para enviar a sus hijos en majestuoso vuelo....
Autor desconocido

sábado, 21 de enero de 2006

El lenguaje del amor

Y el Padre le obsequió a uno de sus hijos un bello rosal.
Se le acercó con amor y le dijo:
-Hijo mío, te he entregado un rosal. Puedes visitarlo y encontrar el amor en cada pétalo de cada rosa, que he puesto para ti.
Entonces el hombre entró corriendo al terreno, corriendo y gritando... buscando el rosal. Mas, no encontraba ni una, ¡ni siquiera una rosa en el terreno!.
Entonces enfurecido gritaba:
-¿Dónde están las rosas, me han engañado acaso?
Y pisaba muy fuerte y corría.
Y era fuerte su temperamento, como fuerte era su paso, como fuerte era su voz. Y no encontraba ni una... ni siquiera una rosa en el terreno.
Entonces se alejó, y buscó en otros terrenos.
Y cada vez su furia aumentaba, pues no encontraba ni una... ¡ni siquiera una rosa en los terrenos!.
¡Más alta era su voz! ¡Más fuerte su lenguaje!... lenguaje separado del amor...
Hasta que un día se cansó... se cansó de correr y de pisar fuerte, y su garganta se cansó del grito y del enojo.
Y su corazón no resistió, no resistió más la ira.
Entonces el hombre sentado en medio del terreno lloró... Con sus lágrimas inundó el terreno, y con su voz muy... muy apesadumbrada, también lloraba, también lloraba al no encontrar ni una... ¡ni siquiera una rosa en el terreno!.
Lloró durante días.
El sol salía y secaba las lágrimas.
Mas el hombre volvía a llorar. Hasta que un día, cuando empezó a mirar con sus ojos cansados, más limpios ya con las lágrimas, vio como brotaba un tallito de rosa.
Se acercó muy silencioso y sigiloso y observó, que sí... ¡era un botón de rosa!
Entonces le dijo:
-¿Por qué has esperado tanto para salir?. Si el Padre me regaló, no una, sino un rosal?
Entonces el botón de rosa le respondió:
-Porque has gritado muy fuerte y has pisado muy fuerte, y nosotras las rosas nos hemos asustado con tu enojo.
Cuando llegabas al terreno temblábamos.. Temblaban nuestros pétalos y temblaban nuestros tallos, y nos enterrábamos nuevamente para que no nos lastimaras con tu ira.
Si quieres que broten las rosas... encuentra el lenguaje del amor
Ese lenguaje que no grita....
Ese lenguaje que no hiere....
Ese lenguaje que no ofende....
Ese lenguaje que no insulta......
Ese lenguaje... ese lenguaje que no pronuncia las palabras tan duras
Ese lenguaje que solo dice: ¡Te amo!... Te amo infinitamente. Te amo porque sí... y acepto el amor que suavemente brota para ti!
El hombre entendió... y habló bajito.
Y encontró los más bellos versos, que hicieron grandes poemas.
Y después encontró otros, que hicieron dulces cantos.
Y con su suave voz cantó al terreno... y cantaba y cantaba... mas, no tenía apuro.
No le importaba si había aparecido un solo botón, pues con su dulce canto, celebraba el poder estar apreciando aunque fuera un pétalo de rosa.
Después de cantar y hacer los poemas, de pronto miró a su alrededor y estaba en medio de ¡tantas y tantas y tantas rosas de colores!... que ni siquiera el hombre podría contarlas, pues era ese número infinito, ese número que se encuentra con Dios y se hace interminable.
Y el terreno fue bello, y las rosas no murieron... ¡fueron rosas eternas!. Pues el suave lenguaje del amor, les alimentaba como el mejor de los abonos.
Y cada vez eran más coloridos los pétalos y cada vez era más y más bello el terreno.
El enojo y la dureza no alimentan los terrenos.
Es el amor, el mejor abono para que las rosas broten sin temor... y hagan un bello paraíso del camino por el cual tú pisas en ascenso de tu alma.
¡No te resistas al dulce lenguaje del amor!...
Autor desconocido

viernes, 20 de enero de 2006

No era idiota

Yagyu Tajima no Kami tenía un mono como mascota. Éste asistía a menudo a los entrenamientos de los discípulos. Siendo por naturaleza extremadamente imitador, este mono aprendió la manera de coger un sable y de utilizarlo. Se había convertido en un experto, en su género.
Un día, un Ronin (Guerrero errante) expresó su deseo amistoso de confrontar su habilidad en el manejo de la lanza con Tajima. El Maestro le sugirió que combatiera primero con el mono. El visitante se sintió amargamente humillado. Pero el encuentro tuvo lugar.
Armado con su lanza, el Ronin atacó rápidamente al mono que manejaba un shinai (sable de bambú). El animal evitó ágilmente los golpes de la lanza. Pasando al contraataque, el mono consiguió acercarse a su adversario y golpearlo. El Ronin retrocedió y puso su arma en una guardia defensiva. Aprovechando la ocasión, el mono saltó sobre el mango de la lanza y desarmó al hombre. Cuando el Ronin volvió avergonzado a ver a Tajima éste le hizo la siguiente observación:
- Desde el principio sabía que usted no era capaz de vencer al mono.
El Ronin dejó de visitar al Maestro desde ese día. Habían pasado varios meses cuando apareció de nuevo. Volvió a expresar su deseo de combatir con el mono. El Maestro, adivinando que el Ronin se había entrenado intensamente, presintió que el mono se negaría a combatir. Por lo tanto no aceptó la petición de su visitante.
Pero éste insistió y el Maestro acabó por ceder.
En el mismo instante en el que el mono se puso frente al hombre, arrojó su sable y emprendió la huida gritando.
Tajima no Kami terminó por concluir:
- ¿No se lo dije? No lo iba a vencer...
Poco tiempo después, gracias a su recomendación, el Ronin entró al servicio de uno de sus amigos.

Cuento Zen

jueves, 19 de enero de 2006

Como si el ruido pudiera molestar

Fue como si el viento hubiera comenzado a traer las penas. Y de repente todos los animales se enteraron de la noticia. Abrieron muy grandes los ojos y la boca, y se quedaron con la boca abierta, sin saber qué decir.
Es que no había nada que decir.Las nubes que trajo el viento taparon el sol. Y el viento se quedó quieto, dejó de ser viento y fue un murmullo entre las hojas, dejó de ser murmullo y apenas fue una palabra que corrió de boca en boca hasta que se perdió en la distancia.
Ahora todos lo sabían: el viejo tatú estaba a punto de morir.Por eso los animales lo rodeaban, cuidándolo, pero sin saber qué hacer.
—Es que no hay nada que hacer —dijo el tatú con una voz que apenas se oía—. Además, me parece que ya era hora.
Muchos hijos y muchísimos nietos tatucitos miraban con una tristeza larga en los ojos.
—¡Pero, don tatú, no puede ser! —dijo el piojo—, si hasta ayer nomás nos contaba todas las cosas que le hizo al tigre.
—¿Se acuerda de las veces que lo embromó al zorro?
—¿Y de las aventuras que tuvo con don sapo?
—¡Y cómo se reía con las mentiras del sapo!
Varios quirquinchos, corzuelas y monos muy chicos, que no habían oído hablar de la muerte, miraban sin entender.
—¡Eh, don sapo! —dijo en voz baja un monito—. ¿Qué le pasa a don tatú? ¿Por qué mi papá dice que se va a morir?
—Vamos, chicos —dijo el sapo—, vamos hasta el río, yo les voy a contar.
Y un montón de quirquinchos, corzuelas y monitos lo sigueron hasta la orilla del río, para que el sapo les dijera qué era eso de la muerte.Y les contó que todos los animales viven y mueren. Que eso pasaba siempre, y que la muerte, cuando llega a su debido tiempo, no era una cosa mala.
—Pero don sapo —preguntó una corzuela—, ¿entonces no vamos a jugar más con don tatú?
—No. No vamos a jugar más.
—¿Y él no está triste?
—Para nada. ¿Y saben por qué?
—No, don sapo, no sabemos...
—No está triste porque jugó mucho, porque jugó todos los juegos. Por eso se va contento.
—Claro —dijo el piojo—. ¡Cómo jugaba!
—¡Pero tampoco va a pelear más con el tigre!
—No, pero ya peleó todo lo que podía. Nunca lo dejó descansar tranquilo al tigre. También por eso se va contento.
—¡Cierto! —dijo el piojo—. ¡Cómo peleaba!
—Y además, siempre anduvo enamorado. También es muy importante querer mucho.
—¡Él sí que se divertía con sus cuentos, don sapo! —dijo la iguana.
—¡Como para que no! Si más de una historia la inventamos juntos, y por eso se va contento, porque le gustaba divertirse y se divirtió mucho.
—Cierto —dijo el piojo—. ¡Cómo se divertía!
—Pero nosotros vamos a quedar tristes, don sapo.
—Un poquito sí, pero... —la voz le quedó en la garganta y los ojos se le mojaron al sapo —. Bueno, mejor vamos a saludarlo por última vez.
—¿Qué está pasando que hay tanto silencio? —preguntó el tatú con esa voz que apenas se oía—. Creo que ya se me acabó la cuerda. ¿Me ayudan a meterme en la cueva?
Al piojo, que estaba en la cabeza del ñandú, se le cayó una lágrima, pero era tan chiquita que nadie se dio cuenta.El tatú miró para todos lados, después bajó la cabeza, cerró los ojos, y murió.Muchos ojos se mojaron, muchos dientes se apretaron, por muchos cuerpos pasó un escalofrío. Todos sintieron que los oprimía una piedra muy grande.Nadie dijo nada. Sin hacer ruido, como si el ruido pudiera molestar, los animales se fueron alejando.
El viento sopló y sopló, y comenzó a llevarse las penas. Sopló y sopló, y las nubes se abrieron para que el sol se pusiera a pintar las flores. El viento hizo ruido con las hojas de los árboles y silbó entre los pastos secos.
—¿Se acuerdan —dijo el sapo— cuando hizo el trato con el zorro para sembrar maíz?.

Gustavo Roldán

miércoles, 18 de enero de 2006

Pleito a la luz

La oscuridad pensó que la luz cada día le estaba robando mayor terreno y entonces decidió ponerle un pleito. Así lo hizo y llegó el día fijado para el juicio. La luz llegó a la sala antes de que llegara la oscuridad. Allí estaba el juez y los respectivos abogados.

Esperaron y esperaron. La oscuridad estaba fuera de la sala, pero no se atrevió a entrar. Simplemente, no podía. Así que, pasado el tiempo, el juez falló a favor de la luz.

Autor desconocido

martes, 17 de enero de 2006

Diferencia entre el cielo y el infierno

En aquel tiempo... dice una antigua leyenda china, un discípulo preguntó al vidente: Maestro, ¿cuál es la diferencia entre el cielo y el infierno?. El Maestro le respondió: es muy pequeña, sin embargo tiene grandes consecuencias.
Ven, te mostraré el infierno. Entraron en una habitación donde un grupo de personas estaba sentado alrededor de un gran recipiente con arroz, todos estaban hambrientos y desesperados, cada uno tenía una cuchara que llegaba hasta la olla, pero que tenía un mango tan largo que no podían llevársela a la boca, el sufrimiento era terrible.
Ven, ahora te mostraré el cielo dijo el Maestro después de un rato. Entraron en otra habitación, idéntica a la primera; la olla con arroz, el grupo de gente, las mismas cucharas largas, pero, allí, todos estaban felices y alimentados.
No comprendo dijo el discípulo ¿Por qué están felices aquí, mientras son desgraciados en la otra habitación y todo es lo mismo?
El Maestro sonrió, Ah, ¿no te das cuenta? Preguntó, aquí han aprendido a alimentarse unos a otros.
Leyenda china

lunes, 16 de enero de 2006

Humildad

Caminaba con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
- Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
-Estoy escuchando el ruido de una carreta...
-Eso es. dijo mi padre. Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre:
-¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió:
- Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.
Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:
"Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace".
Autor desconocido

domingo, 15 de enero de 2006

Satanás vende objetos usados

Como necesita adaptarse a los nuevos tiempos, Satanás decidió hacer una liquidación de gran parte de su stock de tentaciones. Puso anuncios en los diarios y atendió a los clientes, en su oficina, durante todo el día. Era un stock fantástico: piedras para que los virtuosos tropezaran, espejos que aumentaban la importancia personal, anteojos que disminuían la importancia de los demás. Colgados de la pared, algunos objetos llamaban mucho la atención: un puñal de hoja curva, para ser usado en la espalda de alguno, y grabadoras que sólo registraban chismes y mentiras....
-¡No se preocupen por el precio! -gritaba el viejo Satanás a los potenciales compradores. -¡Llévenlo hoy, paguen cuando puedan! Uno de los visitantes notó, puestas en un costado, dos herramientas que parecían muy usadas y que casi no llamaban la atención. Sin embargo, eran carísimas. Curioso, quiso saber la razón de esa aparente discrepancia. -Están gastadas porque son las que más uso -respondió Satanás, riendo. -Si llamaran mucho la atención, la gente sabría cómo protegerse de ellas. "Sin embargo, ambas valen el precio que pido por ellas: ........una es la Duda y la otra es el Complejo de Inferioridad. Todas las otras tentaciones siempre pueden fallar, pero estas dos siempre funcionan."
Paulo Coelho

sábado, 14 de enero de 2006

¿Cómo es tu corazón?

Aquel día un joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca. Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaba en él un solo rasguño. Todos concidieron que era el corazón más hermoso que hubieran visto. Al verse admirado, el joven se sintió más orgulloso aún y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo lugar.
De pronto un anciano se acercó y dijo:"¿Por qué dices eso, si tu corazón no es tan hermoso como el mío?".
Sorprendidos, la multitud y el jóven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos, y éstos habían sido reemplazados por otros que no correspondían, pues se veían bordes y aristas irregulares. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos. La mirada de la gente se sobrecogio, "¿cómo puede decir que su corazón es más hermoso?" pensaron.
El jóven contempló el corazón del anciano y al ver su estado se hechó a reir. "Debes estar bromeando" dijo, "comparar tu corazón con el mío... el mío es perfecto, en cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor".
"Es cierto" dijo el anciano, "tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo... mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado, muchos a su vez me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque me recuerdan el amor que hemos compartido. Hubo oportunidades, en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio; de ahí quedaron los huecos. Dar amor es arriesgado pero, a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando, y alimentan la esperanza de que algún día regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón. ¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?".
El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez, arrancó un trozo del suyo, ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes.
El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.
Y ahora dime... ¿Cómo es tu corazón?...

Gran German

jueves, 12 de enero de 2006

Insensata búsqueda

Una mujer estaba buscando algo en el suelo junto a un farol. Pasó por allí un hombre y se paró, curioso, a observar a la mujer, que afanosamente buscaba y buscaba. Intrigado, después de un rato, el hombre preguntó:

-Buena mujer, perdona que me inmiscuya en tus asuntos, pero ¿podrías decirme que buscas?

Y la mujer repuso:
-Busco una aguja que he perdido en mi casa, pero como allí no hay luz he venido a buscarla junto a este farol.

Bokuden y sus tres hijos

Bokuden, gran Maestro de sable, recibió un día la visita de un colega. Con el fin de presentar a sus tres hijos a su amigo, y mostrar el nivel que habían alcanzado siguiendo su enseñanza, Bokuden preparó una pequeña estratagema: colocó un jarro sobre el borde de una puerta deslizante de manera que cayera sobre la cabeza de aquel que entrara en la habitación.
Tranquilamente sentado con su amigo, ambos frente a la puerta, Bokuden llamó a su hijo mayor. Cuando éste se encontró delante de la puerta, se detuvo en seco. Después de haberla entreabierto cogió el vaso antes de entrar. Entró cerró detrás de él, volvió a colocar el jarro sobre el borde de la puerta y saludó a los Maestros.
- Este es mi hijo mayor - dijo Bokuden sonriendo -, ya ha alcanzzado un buen nivel y va camino de convertirse en Maestro.
A continuación llamó a su segundo hijo. Este deslizo la puerta y comenzó a entrar. Esquivando por los pelos el jarro que estuvo a punto de caerle sobre el cráneo, consiguió atraparlo al vuelo.
- Este es mi segundo hijo - explicó al invitado -, aún le queda un largo camino que recorrer.
El tercero entró precipitadamente y el jarro le cayó pesadamente sobre el cuello, pero antes de que tocara el suelo, desenvainó su sable y lo partió en dos.
- Y este - respondió el Maestro - es mi hijo menor. ES la vergüenza de la familia, pero aún es joven.
Cuento Zen

miércoles, 11 de enero de 2006

Sexto sentido

Tajima no kami paseaba por su jardín una hermosa tarde de primavera. Parecía completamente absorto en la contemplación de los cerezos al sol. A algunos pasos detrás de él, un joven servidor le seguía llevando su sable. Una idea atravesó el espíritu del joven:
"A pesar de toda la habilidad de mi Maestro en el manejo del sable, en este momento sería fácil atacarle por detrás, ahora que parece tan fascinado con las flores del cerezo".
En ese preciso instante, Tajima no kami se volvió y comenzó a buscar algo alrededor de sí, como si quisiera descubrir a alguien que se hubiera escondido. Inquieto, se puso a escudriñar todos los rincones del jardín. Al no encontrar a nadie, se retiró a su habitación muy preocupado. El servidor acabó por preguntarle si se encontraba bien y si deseaba algo. Tajima respondió:
- Estoy profundamente turbado por un incidente extraño que no puedo explicarme. Gracias a mi larga práctica de las artes marciales, puedo presentir cualquier pensamiento agresivo contra mí. Justamente cuando estaba en el jardín me ha sucedido esto. Pero aparte de tí no había nadie, ni siquiera un perro. Estoy descontento conmigo mismo, ya que no puedo justificar mi percepción.
El joven servidor, después de saber esto, se acercó al Maestro y le confesó la idea que había tenido, cuando se encontraba detrás de él. Humildemente le pidió perdón.
Tajima no kami se sintió aliviado y satisfecho, y volvió al jardín.
Cuento Zen

martes, 10 de enero de 2006

El increíble Ki

Un Maestro de combate a mano desnuda enseñaba su arte en una ciudad de provincia. Su reputación era tal en la región que nadie podía competir con el. Los demás profesores de artes marciales se encontraban sin discípulos. Un joven experto que había decidido establecerse y enseñar en los alrededores quiso ir un día a provocar a este famoso Maestro con el fin de terminar con su reinado.
El experto se presento en la escuela del Maestro. Un anciano le abrió la puerta y le pregunto que deseaba. El joven anunció sin dudar su intención. El anciano, visiblemente contrariado, le explicó que esa idea era un suicidio ya que la eficacia del Maestro era temible.
El experto, con el fin de impresionar a este viejo medio chocho que dudaba de su fuerza, cogió una plancha de madera que andaba por allí y de un rodillazo la partió en dos. El anciano permaneció imperturbable. El visitante insistió de nuevo en combatir con el Maestro, amenazando con romperlo todo para demostrar su determinación y sus capacidades. El buen hombre le rogó que esperara un momento y desapareció.
Poco tiempo después volvió con un enorme trozo de bambú en la mano. Se lo dio al joven y le dijo:
- El Maestro tiene la costumbre de romper con un puñetazo los bambúes de este grosor. No puedo tomar en serio su petición si usted no es capaz de hacer lo mismo.
El joven presuntuoso se esforzó en hacer con el bambú lo mismo que había hecho con la plancha de madera, pero finalmente renunció, exhausto y con los miembros doloridos. Dijo que ningún hombre podía romper ese bambú con la mano desnuda. El anciano replicó que el Maestro podía hacerlo. Aconsejó al visitante que abandonara su proyecto hasta el momento que fuera capaz de hacer lo mismo. Abrumado, el experto juró volver y superar la prueba.
Durante dos años se entrenó intensivamente rompiendo bambúes. Sus músculos y su cuerpo se endurecían día a día. Sus esfuerzos tuvieron sus frutos y un día se presentó de nuevo en la puerta de la escuela, seguro de sí. Fue recibido por el mismo anciano. Exigió que le trajeran uno de esos famosos bambúes de la prueba y no tardo en calarlo entre dos piedras. Se concentró durante algunos segundos, levanto la mano y lanzando un terrible grito rompió el bambú. Con una gran sonrisa de satisfacción en los labios se volvió hacía el frágil anciano. Este le declaró un poco molesto:
- Decididamente soy imperdonable. Creo que he olvidado precisar un detalle: el Maestro rompe el bambú... sin tocarlo.
El joven, fuera de sí, contestó que no creía en las promesas de este Maestro cuya simple existencia no había podido verificar.
En ese momento, el anciano cogió un bambú y lo ató a una cuerda que colgaba del techo. Después de haber respirado profundamente, sin quitar los ojos de bambú, lanzó un terrible grito que surgió de lo más profundo de su ser, al mismo tiempo que su mano, igual que un sable, hendió el aire y se detuvo a 5 centímetros del bambú... que saltó en pedazos.
Subyugado por el choque que acababa de recibir, el experto se quedó durante varios minutos sin poder decir un palabra, estaba petrificado. Por último pidió humildemente perdón al anciano Maestro por su odioso comportamiento y le rogó que lo aceptara como discípulo.
Cuento Zen