martes, 31 de enero de 2006

Un tiempo de más

En el parque, una mujer se sentó al lado de un hombre en un banco, cerca del playground. Aquel, inmediatamente allí, es mi hijo dijo ella, apuntando para un pequeño niño usando un suéter rojo y que deslizaba en el tobogán. Un bonito chico respondió el hombre, y completó: aquella, usando vestido blanco,pedalando su bicicleta, es mi hija. Entonces, mirando el reloj, el hombre llamó la niña. Hija, lo que usted halla de ir? La chica suplicó: 5 minutos más, padre. Por favor. Sólo más 5 minutos. El hombre concordó y melissa continuó pedalando su bicicleta, para alegría de su corazón. Los minutos se pasaron y el padre se levantó nuevamente y habló para la hija: hora de ir ahora? Otra vez ella pidió: cinco minutos más, papá. Sólo más cinco minutos. El hombre dijo: está correcto! El señor ciertamente es un padre muy paciente! Habló la mujer.El hombre, con una sonrisa un tanto melancólico, habló: mi hijo más viejo fue muerto por un conductor borracho el año pasado, cuando pedalava su bicicleta cerca de aquí. Yo nunca pasé mucho tiempo con él y ahora yo daría cualquier cosa por sólo más cinco minutos con mi hijo. Yo me prometí no cometer el mismo error con la hermana de él. Ella cree que tiene cinco minutos más para piso de bicicleta. Pero, en la verdad, yo es que tengo cinco minutos más para verla juguetear. Con la agitación de la vida moderna ni siempre nos damos cuenta de la importancia de dedicar un poco más de tiempo para nuestros amores. Bajo el imperio del reloj, estamos siempre apresurados, atrasados, atropellados y atropellando los pasos despreocupados de los pequerruchos . Tanto eso es una realidad, que encontramos muchos niños contaminadas por las neurosis de los padres. En un periodo de tiempo en que el niño debería andar despacio, observar el mundo a su alrededor, ese mundo totalmente nuevo para ella, muchas ya son víctimas de la correría desenfrenada que los padres les imponen. El niño entra en una rueda viva en que no tiene tiempo de juguetear, de conversar con un amiguinho, de observar despreocupadamente un escaparate, una escena de la naturaleza, pues es arrastrada por las manos nerviosas de padres que están siempre corriendo, siempre en búsqueda de un tiempo que ya se fue. Usted que es madre o padre, haga una pequeña pausa en su día, vuelva a pensar sus actividades, establezca prioridades y considere la importancia de 5 minutos de más de atención a los hijos. Sean ellos niños, adolescentes, jóvenes o adultos. Día de esos, una madre nos dijo que su hijo es una perla preciosa de valor incalculable. Y habló esto con el corazón lleno de ternura. El hijo tiene casi 30 años, pero la madre lo conoce mucho bien y sabe el valor que él tiene. Ciertamente ella lo acompaña desde el vientre, dándole atención y cariño sin preocuparse con el reloj, aunque no negligenciando con sus obligaciones. Hoy día, muchos padres sólo saben enumerar los defectos de los hijos, porque no tienen tiempo de conocer sus virtudes, ni de apreciarlas. Lo que resalta es siempre el hecho de que estén atrasados para levantar, para acostostarse, para ir a la escuela o ir hacia el curso disto o de aquello. El tiempo pasa breve y un día los hijos crecen, se casan, o viajan hacia la patria espiritual. Y dejan, en los padres descuidados, una enorme sensación de vacío, por no haber percibido que los minutos se transformaron en años. Por todas esas razones, pare un poco y se pregunte: cuáles son mis prioridades? Y piense en la posibilidad de dar a alguien que usted ama cinco minutos más de su tiempo, aún hoy! El río de las horas, corre, llevando en sus vibraciones-tiempo las oportunidades perdidas.
Autor desconocido

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