lunes, 6 de noviembre de 2006

Los monstruos

Estaban dos chicos de no más de 6 años sentados frente a mi en el subte el día viernes feriado, y animadamente se contaban el uno al otro sus hazañas de la noche anterior, describían sus disfraces en forma detallada ...De repente , la conversación cambió a otro nivel y empezaron los chicos a contarse sus miedos .

-" Le tenés miedo a las alturas?" le pregunta uno...

-" Solo si son de más de dos metros " responde el rubio.

-" Y a los fantasmas ? les tenés miedo?"

-" Si , pero solo por la noche cuando la luz esta apagada"

-" yo no", dice el otro , " yo no les tengo miedo , porque solo están en tu mente y si les ordenás no estar , desaparecen"

- "Ah!!" responde el rubio , sin querer quedarse atrás ,"pero yo..Yo no les tengo miedo a los monstruos"

-" ni al Hombre Elefante?" pregunta curioso su compañero

"Nope!" , ni al Hombre Elefante , ni al Freddy Krugger, ni aunque fuera un gigante, ni a Frankenstein siquiera" responde el chico con aires de inigualable valentía.

El tren para en la estación Florida y en ese momento y entra un punk con su cabello peinado en mil puntas, sus brazaletes de metal y cuero, su maquillaje negro bajo los ojos y docenas de studs perforando sus orejas , su nariz , su lengua ...

-" ni a ese le tenés miedo" le pregunta casi en un susurro el chico al rubio .

-"no!" le contesta , pero entretanto mirando de reojo para cerciorarse donde estaba su madre , quien leía atentamente su libro, sin darse cuenta de lo que ocurría .

El punk se fue a sentar al otro lado , y el chiquillo respiro ya mas tranquilo.

-" entonces?, a que le tienes miedo? a las víboras?"

-" No !, ni siquiera!" responde el valiente chiquito.

En la estación Callao sube un hombre que obviamente sufría de algún desequilibrio mental. Entra hablando solo ,con la mirada delirante, perdida en un lugar que obviamente no era ese, se sienta en el asiento vacío junto a los chicos, se mueve constantemente , como no acomodándose en este mundo y habla en voz alta, sin sentido.

Los dos chicos, sin decirse ni una palabra, corren asustados al asiento donde estaba sentada la madre del rubio.

Es que a veces los monstruos viven en nosotros mismos.

Autor desconocido

No hay comentarios: