viernes, 21 de julio de 2006

El árbol confundido

Había una vez -en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y enun tiempo que podría ser cualquier tiempo-, un hermoso jardín, conmanzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felicesy satisfechos.Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamentetriste.El pobre tenía un problema: "No sabía quién era"...Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, - Sirealmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas-. -¿Ves quéfácil es?--No lo escuches...-, exigía el rosal. -Es más sencillo tener rosas.. -¿Ves qué bellas son?Y el árbol, desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y comono lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y alver la desesperación del árbol, le dijo: -No te preocupes, tuproblema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre latierra. Yo te daré la solución-:-¡No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tumismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior!-.Y dicho esto, el búho desapareció.-¿Mi voz interior?... ¿Ser yo mismo?... ¿Conocerme?... - Sepreguntaba el árbol, desesperado,...¡CUANDO DE PRONTO, COMPRENDIÓ!Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudoescuchar su voz interior diciéndole: -Tú jamás darás manzanas porqueno eres un manzano, ni florecerás cada primavera, porque no eres unrosal-.-¡Eres un roble!-. -Y tu destino es crecer grande y majestuoso. Darcobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje...Tienes una misión: ¡Cúmplela!.Y el árbol se sintió fuerte y seguro de si mismo, y se dispuso a sertodo aquello para lo cual estaba destinado.Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Ysólo entonces el jardín fue completamente feliz.Yo me pregunto, al ver a mi alrededor, -¿Cuántos serán robles que nose permiten a si mismos crecer?....¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas?....¿Cuántos, naranjos que no saben florecer?
Autor desconocido

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