jueves, 12 de octubre de 2006

Atardeceres

La brisa fresca del día que desvanecía, estrellándoselecontra las mejillas sonrojadas a la caricia, jugueteaba envaivenes infantiles , desordenando su cabello , mientras que los dedos suaves del aire se entrelazaban en losmechoncitos que le colgaban sobre la frente , comoabriendo una cortina al sol rosado que en sus ojos se reflejaba.Esa bola de fuego se hundía unos centímetros más en elhorizonte, despacio , cediendo su lugar a ese pedazo blanco deluz en las tinieblas. Ya no faltaba mucho para que el sherbertanaranjado , que hasta ahora se unía en alianza fiel a la luz del sol,se perdiera , se tornara morado y finalmente cediera. Si, hasta dormir en un grisáceo oscuro después de habervestido los colores de un arco iris .-"Que belleza", murmuró en silencio , la admiraciónque sintió le sorprendía , había visto tantosatardeceres! ¿ Que tenía de especial este?Su voz era tan suave , que las palabras murieron alinstante en que leabandonaron y se las llevó con avidez elviento, arrebatándolas y depositándolas en el agua .La oscuridad vistió a la luz en su color favorito y sepintó sobre el cielo , como un campo de batallahurgando zanjas.Pequeños soldaditos de luz empezaron a hacersevisibles en el teñido cielo .El ruido de las olas se estrelló con fuerza contra labase rocosa desde donde ella observaba y la gaviotasvolaron en alboroto unánime , a sus nidos , supongo nomuy lejanos.Todo estaba vivo.El viento se hacía sentir mas frío pero ella estabainmóvil , sus raíces se aferraban a la roca segundo asegundo , se volvía piedra, su respiración se agitabay se volvía viento...Una lágrima rodó por su mejilla yse volvió agua .En el horizonte , el sol se escondía mas aún, hastaque quedó solo un trocito rojo visible sobre el agua .La oscuridadhabía ganado la batalla .-"Que belleza" murmuró en silencio, la admiración quesentió le sorprendió , había visto tantos atardeceres ! Pero este era especial ....
Hoy estaba ciega.

Germán Berdiales

martes, 10 de octubre de 2006

Una entrevista sin igual

“ ¿Te gustaría entrevistarme?”
Dios me preguntó.
“Si tienes tiempo” le dije
Dios sonrió._ Mi tiempo es eterno,
¿qué quieres preguntar?
“¿Qué sorpresa le tienes a la humanidad?” pregunté
Y DIOS ME RESPONDIÓ...
Tienes prisa porque tus niños crezcan y tan pronto crecen
quieres que sean niños de nuevo.
Pierdes tu salud para hacer dinero
y luego usas tu dinero para recobrar tu salud.
Por estar sumiso por el futuro,
es por lo que te olvidas del presente;
Vives la vida sin pensar en el presente o en el futuro.
Vives la vida como si nunca fueras a morir,
y, mueres como si no hubieras vivido.”
Las manos de Dios tomaron las mías
y estuvo en silencio por un rato y entonces le pregunté...
¿Cómo Padre, dime qué lecciones de la vida
deseas para que yo, tu hijo, aprenda?.
Dios respondió con una sonrisa:
_ Que aprendas que no puedas hacer que todos te amen,
pero lo que puedes hacer es amar a los demás.
_ Que aprendas que lo más valioso no es lo que tengas en la vida,
sino que tienes vida.
_Que aprendas que es no bueno compararte con los demás.
_Que aprendas que una persona rica no es la que tienes más,
sino la que necesita menos.
_Que aprendas que únicamente toma unos segundos herir a una persona,
y que puede tomar muchos años cicatrizar la herida.
_Que aprendas a perdonar y practiques perdonando.
_Que aprendas que hay personas que te aman entrañablemente,
pero que no saben expresarlo o mostrar sus sentimientos.
_Que aprendas que dos personas pueden ver la misma cosa y
las dos percibir algo diferente.
_ Que aprendas que nunca hay suficiente para perdonar a los otros,
pero siempre debes aprender a perdonarte a ti mismo.
Y que aprendas que yo siempre estoy aquí para ti...
SIEMPRE !!!

lunes, 9 de octubre de 2006

Una chica preguntó...

Una Chica le preguntó a su Chico: ...Crées que soy bonita???
el dijo que.... no
Entonces la chica sonrió pensando que sólo se burlaba de ella...


luego le volvió a preguntar: ...Quieres estar conmigo siempre????

el chico volvió a decir que no... pero esta vezcon voz seria y la vista fija hacia ella...

...La chica dio un pequeño suspiro tratando de pensar que todo era una broma cruel...
Así que finalmente le preguntó: ...Y si yo me marcharía lejos de ti, llorarías por mí ??????

y el dijo...
que no...

Ella había escuchado suficiente....
No quería escuchar esas cosas aunque sólosean de broma....

Dió media vuelta y comenzó a caminar mientras las lágrimas comenzaron a caer.

El muchacho entonces corrió tras ella...la jaló de un brazo y le contestó:

...Tu no eres linda, eres hermosa!!!!!

...No quiero estar contigo por siempre... Yo NECESITO estar contigo por siempre !

... Y si te vas no lloraría, simplemente... moriría.

Autor desconocido

viernes, 6 de octubre de 2006

Hércules el discípulo, el mito

Él se irguió delante de su Maestro. Oscuramente comprendía que una crisis se había producido en él, conduciéndolo a cambiar de lenguaje, de actitud y plan. El Maestro lo miró y fue de su agrado.

"¿Tu nombre?", le preguntó y esperó una respuesta.

"Herácles", llegó la respuesta, "o Hércules, me dicen que significa precio­sa gloria de Hera, el brillo y esplendor del Alma. ¿Qué es el Alma, oh, Maestro? Dime la verdad".

“Esa Alma tuya la descubrirás a medida que hagas tu obra, y encuentres y uses la naturaleza que es tuya. ¿Quiénes son tus padres? Dime esto, hijo mío".

"Mi padre es divino, yo no le conozco, excepto que, en mí mismo, sé que soy su hijo. Mi madre es terrenal. La conozco bien y ella me ha hecho como tú me ves.
Asimismo, oh, Maestro de mi vida, soy también uno de los gemelos. Hay otro, parecido a mí. A él también le conozco bien, sin embargo no lo conozco. Uno es de tierra, por lo tanto terrenal; el otro es un hijo de Dios".

"¿Qué hay de tu educación, Hércules, hijo mío? ¿Qué puedes hacer y cuánto te ha sido enseñado?”

"En todas las realizaciones yo soy experto; estoy bien enseñado, bien entrenado, bien guiado y soy bien conocido. Conozco todos los libros, tam­bién todas las artes y las ciencias; me son conocidos los trabajos del campo, además la destreza de aquellos que pueden permitirse viajar y conocer a los hombres. Me conozco a mí mismo como alguien que piensa, siente y vive".

"Una cosa, oh, Maestro, debo decirte y así no engañarte. El hecho es que no hace mucho yo maté a todos aquellos que me enseñaron en el pasado. Maté a mis maestros, y en mi búsqueda de la libertad, ahora estoy libre. Busco conocerme a mí mismo, dentro de mí mismo y a través de mí mismo".

"Hijo mío, eso fue un acto de sabiduría, y ahora puedes permanecer libre. Prosigue tu trabajo ahora, recordando como lo haces, que en el último giro de la rueda vendrá el misterio de la muerte. No olvides esto. ¿Qué edad tienes, hijo mío?”

"Dieciocho veranos habían pasado cuando maté al león, y de ahí que usé su piel. Asimismo a los veintiuno me encontré con mi desposada. Hoy estoy ante ti triplemente libre –libre de mis primitivos maestros, libre del temor al miedo y libre verdaderamente de todo deseo".

"No te vanaglories, hijo mío, sino demuéstrame la naturaleza de esta libertad que tú sientes. Nuevamente en Leo, te encontrarás con el león. ¿Qué harás? Otra vez en Géminis, los maestros a quienes mataste cruzarán tu senda. ¿Los has dejado atrás realmente? ¿Qué harás? De nuevo en Escorpio, lucharás con el deseo. ¿Permanecerás libre, o la serpiente te encontrará con sus engaños y te derribará en tierra? ¿Qué harás? Prepárate para probar tus palabras y tu libertad. No te vanaglories, hijo mío, demuéstrame tu libertad y tu profundo deseo de servir".

El Maestro se sentó en silencio y Hércules se retiró y enfrentó, el primer gran Portal. Entonces el que presidía que se sentaba en el Concilio de la Cámara del Señor, habló al Maestro y le ordenó llamar a los dioses para presenciar el esfuerzo e iniciar al nuevo discípulo en el Camino. El Maestro llamó. Los dioses respondieron. Vinieron y dieron sus dones a Hércules y muchas palabras de sabio consejo, conociendo las faenas que tenía por delante y los peligros del Camino.

Minerva le entregó una túnica, tejida por ella misma, una túnica que se ajustaba bien, de rara y fina belleza. Él se la puso con triunfo y orgullo, regocijándose en su juventud. Tenía que probarse a sí mismo.

Vulcano forjó para Hércules un pectoral de oro para proteger su corazón, la fuente de vida y fuerza. Este obsequio de oro era ceñido, y, así escudado, el nuevo discípulo se sentía seguro. Él tenía todavía que demostrar su fuerza.

Neptuno llegó con un par de caballos y se los entregó, atraillados, a Hércules. Ellos venían directamente del lugar de las aguas, de rara belleza y probada fuerza. Y Hércules se alegró, pues él todavía tenía que probar su poder para conducir a los dos caballos.

Con lenguaje agraciado y brillante ingenio llegó Mercurio, llevando una espada de raro diseño, que ofreció, en un estuche de plata, a Hércules. La ató en el muslo de Hércules, pidiéndole que la mantuviera afilada y brillante. "Debe dividir y cortar", dijo Mercurio, "y debe moverse con precisión y adquirida destreza". Y Hércules, con alegres palabras dio las gracias. Tenía todavía que demostrar su alardeada destreza.

Con sonido de trompeta y el ímpetu de la marcha brillaba el carro del Dios Sol. Apolo llegó y con su luz y encanto alegró a Hércules, dándole un arco, un arco de luz. A través de nueve anchos Portales abiertos debe pasar el discípulo antes que haya adquirido suficiente destreza para estirar ese arco. Le tomó todo ese tiempo para acreditarse como el arquero. Sin embargo, cuando el don fue ofrecido, Hércules lo tomó, seguro de su poder, un poder todavía sin demostrar.

Y así, se irguió equipado. Los dioses de pie alrededor de su maestro, y observando sus travesuras y su alegría. Él jugaba delante de los dioses, y mostraba sus proezas, alardeando de su fuerza. Repentinamente se detuvo y reflexionó largamente; luego dio los caballos a un amigo para que los sostuviera, la espada a otro y el arco a un tercero. Entonces, corriendo, desapareció dentro del bosque cercano.

Los dioses esperaron su regreso asombrándose perplejos ante su extraña conducta. Del fondo del bosque él salió sosteniendo en alto un garrote de madera cortado de vigoroso árbol vivo.

"Este es mi propio presente”, gritó, "nadie me lo dio. Puedo usar esto con poder. Oh, dioses, observad mis hazañas supremas”.

Y entonces, y sólo entonces, el Maestro dijo: "Sal a trabajar".
Alice A. Bailey

jueves, 5 de octubre de 2006

Tratando con el enojo

Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto? Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes.
Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian.

¡Pues, vive como las flores! Advirtió el maestro.

Y ¿cómo es vivir como las flores? Preguntó el discípulo.

Pon atención a esas flores -continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín. Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos. Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden.

Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son suyos, no hay motivo para molestarse.

Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera.
Autor desconocido

miércoles, 4 de octubre de 2006

Reunión de sentimientos

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.
Cuando El Aburrimiento había bostezado por tercera vez, La Locura , como siempre tan loca, les propuso:
-Vamos a jugar a las escondidas?
La Intriga levantó la ceja intrigada y La Curiosidad , sin poder contenerse pregunto:
-A las escondidas? Y como es eso?
Es un juego - explico La Locura - , en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
El Entusiasmo bailó secundado por La Euforia ; La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a La Duda , e incluso a La Apatía , a la que nunca le interesaba nada
Pero no todos quisieron participar, La Verdad prefirió no esconderse. Para qué?, si al final siempre la hallaban, y La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y La Cobardía prefirió no arriesgarse...
-Uno, dos, tres...comenzó a contar La Locura La primera en esconderse fue La Pereza , que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino, La Fe subió al cielo y La Envidia se escondió tras la sombra del El Triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos:
Que si un lago cristalino! Ideal para La Belleza.
Que si la hendija de un árbol! Perfecto para La Timidez.
Que si el vuelo de la mariposa! Lo mejor para La Voluptuosidad.
Que si una ráfaga de viento! Magnifico para La Libertad.
Así terminó por ocultarse en un rayito de sol. El Egoísmo en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo...pero sólo para él.
La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira! en realidad se escondió detrás del arco iris) y La Pasión y El Deseo en el centro de los volcanes. El Olvido... se me olvidó donde se escondió... pero eso no es lo importante.
Cuando La Locura contaba 999 999, El Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
- Un millón- contó La Locura y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue La Pereza sólo a tres pasos de una piedra.
Después se escuchó La i.e. discutiendo con Dios en el cielo sobre Zoología y La Pasión y El Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró a La Envidia y claro pudo deducir donde estaba El Triunfo. El Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a La Belleza. Y con La Duda resultó más fácil todavía pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado esconderse.
Así fue encontrando a todos, El Talento entre la hierba fresca; a La Angustia en una oscura cueva; a La Mentira detrás del arco iris... (¡Mentira!, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta El Olvido... que ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidas, pero sólo El Amor no aparecía por ningún sitio. La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal y las rosas... y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos al Amor; La Locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces; desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la Tierra :
El Amor es ciego
y la Locura siempre lo acompaña
Autor desconocido

martes, 3 de octubre de 2006

La esperanza

Existían millones de estrellas en el cielo. Estrellas de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas y azules.
Un día inquietas, se acercaron a Dios y le dijeron: -Señor Dios, nos gustaría vivir en la tierra entre los hombres.
-Así será hecho- respondió el Señor.- Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, como son vistas, para que puedan bajar para la tierra.
Se cuenta que, en aquella noche, hubo una linda lluvia de estrellas. Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar y anclaron con los juguetes de los niños y la tierra quedó maravillosamente iluminada. Pero con el pasar del tiempo, las estrellas resolvieron abandonar a los hombres.
-¿Por qué volvieron?- preguntó Dios, a medida que ellas iban llegando al cielo.
-Señor, no nos fue posible permanecer en la tierra. Allá existe mucha miseria y violencia, mucha maldad, mucha injusticia.
Y el Señor les dijo: -¡Claro! El lugar de ustedes es aquí en el cielo. La tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquel que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere, nada es perfecto.
El cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde nada perece.
Después que llegaron todas las estrellas y verificando su número, Dios habló de nuevo: -Nos está faltando una estrella. ¿Será que se perdió en el camino? Un Ángel que estaba cerca replicó: -No Señor, una estrella resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay límite, donde las cosas no van bien, donde hay lucha y dolor.
-¿Mas qué estrella es esa?- volvió Dios a preguntar.
- Es la esperanza Señor. La estrella verde. La única estrella de ese color.
Y cuando miraron para la tierra, la estrella no estaba sola. La tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita tener es la esperanza. Dios ya conoce el futuro y la esperanza es propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe como será el futuro.
Autor desconocido