domingo, 31 de diciembre de 2006

Obstáculos

Voy andando por un sendero.

Dejo que mis pies me lleven.

Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte se recorte la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.

Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad.Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.

Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa.

Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso.Temo... dudo.

Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando.

Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino.Me detengo. Imposible saltarlo

Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos. Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto.

Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...

Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi paso.

Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe con complicidad.

Me recuerda a mí mismo... cuando era niño.

Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?

El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?


Autor Desconocido

sábado, 30 de diciembre de 2006

Verdadero amor

Una pareja de jóvenes muy apuestos estaban muy enamorados y se iban a casar. Unos meses antes de la boda, ella tuvo un accidente y quedó con el rostro quemado, muy desfigurado.

--"No puedo casarme contigo", le comunicó en una carta a su novio...

--"Quedé marcada y fea para siempre, búscate a otra joven hermosa como tú, lo mereces; yo no soy digna de tí".

A los pocos días la muchacha recibió la siguiente carta de su novio.

---"El verdadero indigno soy yo, siento mucho tener que comunicarte que he enfermado de los ojos y el médico me dijo que estoy perdiendo aceleradamente la visión e irremediablemente voy a quedar ciego. Si aún así estas dispuesta a aceptarme, yo sigo ardientemente deseando casarme contigo".

Cuando se casaron, el novio estaba ya completamente ciego.

Vivieron 20 años de amor, felicidad y comprensión.

Ella fué su lazarillo, se convirtió en sus ojos, en su luz.

El amor le fué guiando por ese túnel de tinieblas.

Cuando ella agonizaba, sentía dejarlo solo en interminables noches de tinieblas. Murió y entonces... él abrió sus ojos. ¡ No estaba ciego!

Dijo ante el desconcierto de todos:

---"Fingí serlo para que mi mujer no se afligiera al pensar que podía verla con el rostro desfigurado, ahora mi amor descansa en ella".

Autor desconocido

viernes, 29 de diciembre de 2006

Llámame

Si algún día te dan ganas de llorar.llámame. No prometo hacerte reír

mas prometo llorar contigo.

Si algún día resuelves huir ; No dudes en llamarme. No prometo pedir

que te quedes , mas puedo huir contigo.

Si un día te dan unas ganas locas de no escuchar a nadie ; llámame

y prometo estar calladito.

Pero...si un día me llamas y no respondo.

Ven corriendo a mi encuentro .tal vez yo necesite de ti.

Autor desconocido

jueves, 28 de diciembre de 2006

Un día de pezca

Tenía once años e iba a pescar cada vez que podía, desde el muelle de la cabaña de su familia ubicada en una isla en medio de un lago de Neuquén .

Un día antes de que se abriera la temporada del salmón , él y su padre fueron a pescar al caer la noche, atrapando truchas con gusanos. Luego puso una pequeña mosca plateada y practicó el lanzamiento. El anzuelo golpeaba el agua y hacía pequeñas olas de colores bajo el sol del crepúsculo, luego olitas plateadas cuando la luna se elevó sobre el lago.

Cuando su caña se dobló, supo que había algo enorme en el otro extremo. El padre observaba con admiración cómo el niño arrastraba con habilidad al pez a lo largo del muelle. Por fin, rápidamente levantó del agua al agotado pez.

Era el más grande que jamás había visto, pero era un salmón .

El niño y su padre miraron el hermoso pez, con las agallas moviéndose a la luz de la luna. El padre encendió un fósforo y miró su reloj. Eran las diez de la noche, dos horas antes de que se abriera la temporada. Miró el pez y luego al niño.

-Tendrás que devolverlo, hijo- dijo.

-¡Papá!- gritó el chico.

-Habrá otros peces- dijo su padre.

-No tan grandes como éste- gritó el chico.

Miró el lago. No se veía ningún pescador ni botes bajo la luna. Volvió a mirar a su padre. Aunque nadie los había visto, ni nadie podía saber a qué hora había pescado el pez, el chico advirtió por la firmeza de su padre que la decisión no era negociable. Lentamente sacó el anzuelo de la boca del enorme salmón y lo devolvió a las negras aguas.

El pez movió su poderoso cuerpo y desapareció. El niño sospechaba que nunca volvería a ver un pez tan grande.

Eso ocurrió hace treinta y cuatro años. En la actualidad el niño es un exitoso arquitecto de Chos Malal . La cabaña de su padre está siempre en la isla en la mitad del lago. Lleva a su propio hijo y a sus hijas a pescar desde el mismo muelle.

Y tenía razón. Nunca volvió a pescar un pez tan magnífico como el que atrapó esa noche de tantos años atrás Pero ve ese mismo pez cada vez que se enfrenta con el tema de la ética. Pues, como su padre se lo enseñó, la ética es un simple asunto de bien o mal. Sólo la práctica de la ética es lo difícil.

Autor Desconocido

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Lo principal

Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna escuchó una voz misteriosa que allá adentro le decía:

- Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal.

Recuerda algo: después que salgas, la puerta se cerrara para siempre.

Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal...

La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las joyas, puso al niño en el piso y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal.

La voz misteriosa habló nuevamente.

- Tienes solo ocho minutos.

Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró... Recordó, entonces, que el niño quedó allá y la puerta estaba cerrada para siempre.

La riqueza duró poco y la desesperación... para el resto de su vida!. Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros. Tenemos unos 80 años para vivir, en este mundo, y una voz siempre nos advierte:

- Y no te olvides de lo principal!

Autor desconocido

martes, 26 de diciembre de 2006

Despertar

Despertó cansado, como todos los días.

Se sentía como si un tren le hubiese pasado por encima.

Abrió un ojo y no vio nada.

Abrió el otro y vio las vías.

Autor desconocido

viernes, 22 de diciembre de 2006

Las cuatro esposas

Había una vez.......... un rey que tenia cuatro esposas. Él amaba a su cuarta esposa mas que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Solo le daba lo mejor.

También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.

También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenia un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.

La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. Sin embargo, él no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, apenas él se fijaba en ella.

Un día, el rey enfermo y se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo de existencia. Pensó acerca de su vida de lujo: "Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo".

Así que le preguntó a su cuarta esposa: "Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"

"¡Ni pensarlo!", Contestó la cuarta esposa y se alejo sin decir más palabras. Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo filoso.

El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa: "Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"

"¡No!", Contestó su tercera esposa. "¡La vida es demasiado buena! ¡Cuándo mueras, pienso volverme a casar!". Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frío.

Entonces preguntó a su segunda esposa: "Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"

"¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!", contestó la segunda esposa. "Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte". Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey.

Entonces escuchó una voz: "Me iré contigo y te seguiré dondequiera tú vayas". El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Sé veía tan delgaducha, sufría de desnutrición.

Profundamente afectado, el monarca dijo: "¡Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!"

Autor desconocido