No necesito ya despertador, duermo apurada, para despertarme pasadas las 8 y encontrarme con el. Nunca falla, es cronométrico. Incluso algunos sábados y domingos me visita, entra aquí a mi cuarto y me dice cosas. Sus mensajes son amorosos, a veces algo tristes, pero no me importa, los saboreo palabra por palabra, con sus silencios, sus altos y bajos, su cadencia y su ritmo. Trato de leer entre líneas, de buscar la raíz la esencia, el fondo, pero no los encuentro porque es cambiante, analizador...Enfoca su visión de la realidad desde tantos ángulos que desconcierta, abre tanto sus sentimientos que logra el efecto contrario, la hermeticidad.... Entre el y yo se ha creado una relación asimétrica, el me da todo, yo lo recibo y no me cuesta nada. Me estoy tornando dependiente de sus mensajes. Pero le digo que esto no va a seguir así para siempre... le doy un año para que aclaremos esta situación, no quisiera que me tome por una regalada.
Pampita Pyacuza
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