Una noche de marzo, mes final. El tiempo se torna gris, el aire fresco. Pero las noches de otoño son inmensas, como el espacio entre nosotros. Inmensas y profundas como el mar.
En las calles se prenden esas luces amarillas. No dan mucha luz pero le dan a la noche un toque de película, una de esas con héroes de pequeñas victorias, pequeñas pero humanas.
Sopla afuera aire fresco. Cientos de hojas amarillas empiezan a jugar en espirales por el aire, para luego posarse leves.....como el olvido...
Germán Berdiales
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