El tema del día era el resentimiento, y el maestro nos
había pedido que lleváramos papas y una bolsa de
plástico. Ya en clase elegimos una papa por cada
persona a la que guardábamos resentimiento. Escribimos
su nombre en ella y la pusimos dentro de la bolsa.
Algunas bolsas eran realmente pesadas. El ejercicio
consistía en que durante una semana lleváramos con
nosotros a todos lados esa bolsa de papas.
Naturalmente la condición de las papas se iba
deteriorando con el tiempo. El fastidio de acarrear
esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso
espiritual que cargaba a diario y como mientras ponía
mi atención en ella para no olvidarla en ningún lado,
desatendía cosas que eran mas importantes para mi.
Autor desconocido
En aquel momento Schehrezade vio aparecer la mañana, y discretamente dejó de hablar...
lunes, 20 de noviembre de 2006
El peso del rencor
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