He llegado a vuestro lugar secreto con un santo y seña que alguien dejó olvidado, y sin pedir permiso, atravesé el portal.
Al entrar me quedé pasmado... sólo vi cajas viejas de zapatos y en su interior, algunos papeles para leer.
Abrí una caja, tomé un papel de aquellos y lo leí... no supo mal...
Como tenía hambre, otra caja abrí y otro papel leí.
Con cada papel que leía, una historia recordaba... y poco a poco, sin poderlo evitar, todas mis historias se agolparon en mi interior como un huracán: el primer beso, la soledad del que viaja sin compañía, el primer sabor incomprensible, el primer viaje juntos... y recordé lo salado de la
lágrima, lo dulce de la sonrisa, la plenitud de un suspiro.
No se cuando ni como, me quedé dormido... tal era el sopor que me embargaba...
Ya era de madrugada cuando desperté, en mi habitación, y todo me parecía un sueño. Sin embargo, el sabor en mi alma me decía que era verdad... y esta historia se me apareció como un fogonazo delante de mí.
Una vuelta, y otra, y otra, no me puedo dormir... al lugar secreto debo ir.
Al entrar de nuevo, el lugar estaba cambiado... las modestas cajas de zapatos son ahora cofres de oro, cubiertos de joyas, con vuestros nombres inscritos en cada uno de ellos... y dentro, preciosos papeles conteniendo vuestros tesoros, vuestras historias, vuestros viajes,
Poco tuve que buscar para encontrar uno con mi nombre... en el que he depositado este humilde papel.
Otras historias vendrán, pero como esta ninguna... como la primera,
ninguna.
Me lo tengo bien merecido.
Un abrazo,
Ender
Al entrar me quedé pasmado... sólo vi cajas viejas de zapatos y en su interior, algunos papeles para leer.
Abrí una caja, tomé un papel de aquellos y lo leí... no supo mal...
Como tenía hambre, otra caja abrí y otro papel leí.
Con cada papel que leía, una historia recordaba... y poco a poco, sin poderlo evitar, todas mis historias se agolparon en mi interior como un huracán: el primer beso, la soledad del que viaja sin compañía, el primer sabor incomprensible, el primer viaje juntos... y recordé lo salado de la
lágrima, lo dulce de la sonrisa, la plenitud de un suspiro.
No se cuando ni como, me quedé dormido... tal era el sopor que me embargaba...
Ya era de madrugada cuando desperté, en mi habitación, y todo me parecía un sueño. Sin embargo, el sabor en mi alma me decía que era verdad... y esta historia se me apareció como un fogonazo delante de mí.
Una vuelta, y otra, y otra, no me puedo dormir... al lugar secreto debo ir.
Al entrar de nuevo, el lugar estaba cambiado... las modestas cajas de zapatos son ahora cofres de oro, cubiertos de joyas, con vuestros nombres inscritos en cada uno de ellos... y dentro, preciosos papeles conteniendo vuestros tesoros, vuestras historias, vuestros viajes,
Poco tuve que buscar para encontrar uno con mi nombre... en el que he depositado este humilde papel.
Otras historias vendrán, pero como esta ninguna... como la primera,
ninguna.
Me lo tengo bien merecido.
Un abrazo,
Ender
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