sábado, 8 de abril de 2006

La dama del espejo

Juan, había llegado a su atelier de pintura a la hora acostumbrada, tres de la tarde. Aquel día, el edificio destinado a ser demolido en unos meses más, ignoraba lo que acontecería. Juan recibió la llamada de uno de sus clientes, el señor Palomino. --¡Aló, don Juan!, aquí, Ernesto Palomino.--¿Cómo está?, ¿vendrá hoy a recoger el retrato de su esposa?--Eso depende, maestro.--¿Depende, de qué?--Depende si acepta volver a las costumbres de antaño. Verá, no tengo la cantidad que le adeudo por la cancelación; pero puedo pagarle con un espejo que data de la época colonial. El marco está elaborado en fino pan de oro. La calidad del espejo es de lo más fiel.--Siendo así, Sr. Palomino, véndalo y cancéleme lo adeudado. No quiero aprovecharme de la situación.--Es que, hoy es el cumpleaños de mi esposa y supuestamente develaríamos el retrato. Ella está de acuerdo siempre y cuando usted lo esté, pagarle lo pendiente con el espejo colonial.--Me fascina la idea... aunque no va con mis criterios. --Maestro, véalo y luego me dice. Si no está conforme, ni modo... se quedará mi esposa con los crespos hechos. --¿A qué hora lo trae?--¡Salgo en estos momentos!, iré con dos de mis cuñados para que me ayuden, porque el condenado espejo pesa y sí que pesa.--Está bien, aquí lo espero.Juan, se dedicó a trabajar otros retratos, mientras pensaba para sí: "no me agrada la idea, será cuestión de ver la calidad del susodicho espejo." Sus pensamientos fueron interrumpidos por el timbre. Era Palomino con sus dos cuñados sudando la gota gorda, trayendo a cuestas un enorme espejo, cuyas medidas a groso modo eran de 1.50mt por .90cms.--¡Adelante!, pasen... déjenme ver el espejo.--¡Uhm!, su marco es deliciosamente barroco, y la calidad de su reflexión... ni qué decir. Ahora menos puedo aceptarlo. Su deuda es la quinta parte del valor que pueda tener este espejo. --Maestro, a nosotros no nos interesa conservarlo. Es vetusto para nuestra casa moderna. Lo que sí debo decirle que la empleada durante la noche lo cubría, dice que siempre aparecía allí la imagen de una dama.--¡Pamplinas!, supersticiones, sólo eso. --Eso, quiere decir que ¿lo acepta como pago?--Así es Sr. Palomino, ¡estoy encantado con esta joya! Luego de la entrega del retrato de la Sra. Palomino. Juan, pidió que lo colgaran frente a donde solía pintar en su caballete.. La puerta se cerró, dejando sólo a Juan con su nueva adquisición. Daban ya las seis de la tarde -hora por demás conocida como cómplice de lo sobrenatural-, Juan cogió sus pinceles y fue a lavarlos. El atelier, no contaba con lavabo, por ello acudía al baño del piso. Al regresar, vio en el espejo una figura que iba tomando forma. Era una joven, de unos veinte años no más. Su vestido era blanco y vaporoso, de encajes caprichosos, su rostro pálido ofrecía tristeza, y unas lágrimas corrían por sus sedosas mejillas. Su imagen volaba en el espejo. Juan, quedó aturdido. "Seguro que me he sugestionado, es mejor no mirar el espejo". Pero una voz lejana lo llamaba.--¡Juan, Juan!... ¡ayúdame a salir! Juan, se tapó los oídos, cerró la puerta tras de sí y bajó las escaleras que lo conducían al primer piso, patitas para que te quiero.Esa noche, él estuvo pensando en las jugadas que hace la mente cuando se mete una idea sin ser invitada. A pesar de ello, reconoció que tuvo miedo y resolvió no ir en una semana.Al cabo de la misma, olvidado casi el asunto regresó a su atelier. Se encontró con el portero que le dijo:--Menudas jaranas ha tenido Don Juan. No nos ha dejado dormir ni a mi esposa, ni a mis hijas, ni a mi.--Perdón, Don Procorio... pero yo no he venido en una semana. --¿Con que esas tenemos?, está bien... le guardo el secreto. Pero lo que más nos llamó la atención, fue la forma que iban vestidos sus invitados. Aunque a decir verdad, nunca lo vi en las francachelas de la semana. Juan, preocupado por lo que le dijo Procorio, abrió su atelier a ver si no faltaba algo. Efectivamente, eso era un desorden increíble. "¡Carajo!, seguro que Mateo ha venido con sus amiguitas y amiguitos.. Esto apesta a licor y colillas de cigarro." Se dispuso a limpiar. Le dio las seis de la tarde. Cansado se arrecostó en un diván y se quedó dormido. Despertó sobresaltado, con mucho calor, sudaba como si fuera verano. Abrió sus ojos y vio una fiesta en su taller. Quiso hacerse el dormido, pero la dama del espejo se le acercó y le dijo: "Te estuve esperando, hace muchos años. Hoy es nuestro día". Juan, no podía contestar. En eso tocaron la puerta. Toda la fiesta se desvaneció. Era su mujer, quien habiendo ido a hacer unas compras fue a buscarlo al término de ellas. --María, no sabes ¡cuánto bendigo esta visita sorpresa! --¡Por Dios, Juan!, parece que hubieras visto al demonio... estás lívido y temblando. --Espera, María... no te vayas, tengo que hacer una llamada.. --¡Claro que no me muevo! --¡Aló!, con el Sr. Palomino. --¿Sí?, ¿con quién hablo? --Es Don Juan. Por favor vengan y llévense su maldito espejo. --¿Sucede algo raro con él? --¡No!, sólo quiero que se lo lleven. --Será mañana, hoy estoy solo. --Me importa un carajo, yo pago a quien venga con usted y se lo lleve. María se acercó al espejo, ignorando que justamente eso era que tenía desquiciado a Juan... se acercó más y más... hasta que penetró en él. Juan, alcanzó a ver la punta de su talón. Corrió hacia María, y junto con ella entró a esa etérea dimensión. Palomino, llegó con tres hombres esta vez. Tocó la puerta, nadie respondía. Llamó al portero y este le dijo que el maestro no había salido. Palomino se persignó, rompió la puerta a patadas conjuntamente con sus acompañantes y al entrar grito: ¡rompamos el espejo! Magullados salieron Juan y María... cuando tras ellos venía la dulce niña de casi veinte años. Pero, la basta del ruedo de su vestido se enganchó con el marco. Corrieron los seis calle abajo. Juan, nunca más volvió a su atelier. Don Prócoro, dijo que aquella noche se oyó llorar mucho a una mujer. Al día siguiente que entró al atelier encontró en el suelo una calavera, vestida de harapos coloniales. Llamó a la policía y no supieron dar razón del cadáver... al poco tiempo, el edificio ubicado en la calle Jr. Washington fue demolido para convertirse en una academia de estudios. Los alumnos chancones, dicen que a veces ven una mujer joven y hermosa, cuyo vestido no pertenece a esta época, que camina en busca de algo...
Nov 02,97 - Lubbock, Texas .
Amparo Tello

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