El día ha empezado raro para ella, ayer hizo una comida/merienda/cena/ y desde anoche no ha podido ni comer ni beber nada. Esta mañana ha salido a la calle atada, cosa no habitual en ella. Ha estado poco rato y después al volver no entendía que no hubiese agua en su platito. A las cuatro la hemos acompañado a donde menos le gusta ir, donde los malos, al veterinario. Como es buena hasta hartarse, aunque temblando, se ha subido a la camilla y mientras que cuatro manos le hacíamos mimos otras cuatro la rasuraban, pinchaban, ponían goteo y sedaban hasta que poco a poco han cesado los temblores y las fuerzas han ido menguando hasta ni para intentar mover una patita y tocarme.A linda la saqué de la perrera para regalársela a mi padre, que por aquel entonces caminaba mucho y a mi se me ocurrió que no le vendría mal algo de compañía y defensa (Jaaa Linda defensa, que ve algo que no le gusta y cambia de acera para evitarlo)Era por aquel entonces un saco de huesos, golpes y unas cositas como lentejas que la cubrían entera (garrapatas) total que me la llevé a casa. Tras la visita al vetera y siguiendo sus indicaciones la desparasité, alimenté, curé y conseguí que el nombre Linda, que en las primeras semana parecía guasa fuese un nombre apropiado y merecido para ella.Para cuando se la quise llevar a mi padre le habían detectado ya un cáncer y claro, no era cosa de llevarle la perrilla y menos de darle más trabajo a mi madre.Así que aunque bajé con ella a Córdoba era para pasar un puente de agosto pero no para dejarla.Cuando llegué estaban en la casa del pueblo además de mis padres mi hermana y mis sobrinos con la Cuca (la perra pija de la familia) La misma noche que llegamos nos llevamos a sendas primas a dar una vueltecita con tan mala suerte que para remate de las fiestas del pueblo había fuegos artificiales y ante el estruendo Linda se escapo corriendo como las locas, y sin saber dónde ir.Toda la noche pasamos buscándola y llamándola mi hermana, mi cuñado, mis sobrinos y yo, pero no hubo resultados. Al día siguiente, yo tenía que volver a Bilbao, pero antes comenté el caso y di parte a capataces, dueños de cortijos, cazadores, presidentes de clubs de caza, guardia civil, policía municipal de mi pueblo (y pueblos cercanos) describiendo a una perrilla blanca y canela con un collar verde y microchip a la que los ruidos asustaban.Me hube de venir y no apareció. Mi padre esos día salía en su busca, y mi madre, llevando en una bolsa recortes de embutidos para si la veían atraerla. Cinco días, anduvo perdida ella y hecha puré yo. Al sexto, un amigo de mi padre le dijo que la había visto en no sé qué olivar pero que había un perro en una reja y que igual estaba allí.Y allí estaban el perro, Linda y mi padre, embutidos en una mano y cuerda en la otra para atarla y llevarla a casa.Cuando me llamaron para decírmelo fue como si se me abriera el cielo. Cogí mi 4 x 4 y allá que me bajé a buscarla, otros 840 km en Agosto, más los mismos de vuelta.Después de esos primeros meses hemos estado preñadas, hemos parido, nos hemos operado para no tener más embarazos, nos han mordido perros malos y a todo hemos sobrevivido juntas, solitas primero y acompañadas por Osmar después. La abuela Amparo, cuando vamos a su casa, le prepara cocido a la chiquilla y ese día se harta de pollo y ternera y otras exquisiteces en vez de comer sus bolitos secos.Y ahora, ahora me acaban de llamar para decirme que el bulto era grasa bajo la masa muscular y que se lo han quitado, mientras yo escribía estas letras para pasar los nervios y porque necesitaba hacerlo. En un par de horas iré por ella. Hoy, además de mimos, tendrá MÁS MIMOS
Autor desconocido
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