sábado, 22 de julio de 2006

La forma de decir las cosas

Una sabia y conocida anécdota árabe dice que en una ocasión, unSultán soñó que había perdido todos los dientes. Después dedespertar, mandó a llamar a un Adivino para que interpretase susueño.- ¡Qué desgracia, Mi Señor! - exclamó el Adivino - Cada diente caídorepresenta la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves adecirme semejante cosa? ¡¡¡Fuera de aquí!!!Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.Más tarde ordenó que le trajesen a otro Adivino y le contó lo quehabía soñado.Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:-¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada... ¡El sueñosignifica que sobreviviréis a todos vuestros parientes!Iluminóse el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó ledieran cien monedas de oro.Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijoadmirado:-No es posible!, la interpretación que habéis hecho de los sueños esla misma que el primer Adivino. No entiendo porque al primero le pagócon cien latigazos y a ti con cien monedas de oro...-Recuerda bien, amigo mío- respondió el segundo Adivino -que tododepende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de lahumanidad es aprender el arte de comunicarse.
Autor desconocido

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